Ernest Lluch
"La palabra diálogo es un poco genética de mi padre"
Eulalia Lluch, hija del dirigente socialista, recuerda la figura de su padre en el vigésimo aniversario de su asesinato a manos de ETA. Pone en valor su apuesta por el diálogo y su amor por Donostia.
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Un reciente documental titulado 'Ernest Lluch: libre y atrevido' repasa la vida de este histórico dirigente socialista con motivo del vigésimo aniversario de su asesinato a manos de ETA. Lluch participó en numerosos actos en Euskadi. Enamorado de Donostia desde joven, adquiró una vivienda en la capitad donostiarra a donde acudía regularmente. En Crónica de Euskadi hemos repasado su fijura con su hija Eulalia. Define a su padre como "un profesor con vocacación docente", como lo demuestra su trayectoria profesional. Llegó a ser Ministro de Sanidad, y gracias a él tenemos actualmente la sanidad universal "algo en lo que creía". Preguntada sobre cómo hubiera asumido su padre esta pandemia del coronavirus, Eulalia no tiene duda de que lo hubiera abordado con "serenidad y con un mensaje de calma a la población".
Tras su paso por Madrid, Lluch llegó a Valencia como responsable de la facultad de Económicas. Su hija destaca que "no podía estar quieto y ayudó a crear el PSPV, el Partido Socialista del País Valenciá". Más adelante, la docencia le volvió a cambiar de destino rumbo a Santander, para ocupar el puesto de Rector de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo durante siete años "donde fue muy feliz porque básicamente era profesor". Estando tan cerca de Donostia vio el momento de cumplir uno de sus sueños cuando "con 17 años iba hasta San Sebastián como comercial de la tienda de cinturones de su padre" donde se "enamoró de la ciudad".
Su pasión por Donostia le llevó, ya de mayor, a comprarse un piso y a "adentrarse en la cultura vasca" y también "del problema que suponía ETA y lo estudió". Lluch, como recuerda su hija Eulalia, "era un firme defensor del diálgo, como buen profesor". Afirma que la palabra diálgo era un poco "genética de mi padre". Recuerda que solía decir que "pensando buscas argumentos, con los argumentos puedes dialogar con el contrario y seguro que las dos personas se enriquecen mutuamente·" Eulalia Lluch añade que "nadie tiene la verdad absoluta, dialogando llegamos a puntos de encuentro".
Ante el asesinato de su padre, asegura que "es posible que su apuesta por el diálogo fuera un obstáculo" pero "ninguno de los argumentos que me pueda dar el mundo etarra para justificar el asesinato de mi padre me serviría". Concluye añadiendo que "si hubieran dialogado, se hubieran dado cuenta de que estaban equivocados. Es una crueldad negarte a dialogar, muy cobarde. No consiguieron nada".