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COVID PERSISTENTE

"Estoy deseando no recaer y poder hacer vida normal"

EITB Media

Aurkene Pérez, enfermera de profesión, dio positivo en covid-19 el pasado 21 de enero. Diez meses después ha recogido la que espera sea el alta definitiva. En este tiempo ha hecho frente a diferentes síntomas persistentes: desde fatiga, a niebla mental o afectación directa al corazón.

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El último boletín epidemiológico confirma la tendencia al alza del número de contagios por coronavirus en Euskadi. La tasa de positividad se sitúa ya en el 10,4 por ciento, y aumenta tanto el número de pacientes ingresados en planta como en las UCI: Hay 47 personas en las Unidades de Cuidados Intensivos, rozando el límite que estableció el departamento de Salud para volver a declarar la emergencia sanitaria.

Con estos datos como telón de fondo en 'Distrito Euskadi' queremos recordar que superar la infección por covid-19 no siempre es el final.  Incluso pacientes con cuadros leves, que no requirieron de hospitalización, arrastran meses después síntomas persistentes.

Según un estudio reciente, más de la mitad de las personas diagnosticadas con covid-19 desde diciembre de 2019 experimentarán síntomas como fatiga, dolor de cabeza o problemas para concentrarse hasta seis meses después de la recuperación. Síntomas asociados al covid persistente que, desde hace meses, son objeto de consulta de atención primaria y de especialistas. Solo en los servicios de neurología, la covid persistente ya supone tres de cada diez nuevas consultas.

Conocemos el caso de Aurkene Pérez, enfermera de profesión. Dio positivo en un control rutinario el pasado mes de enero y, tras superar la infección sin demasiados sobresaltos, ha tenido que hacer frente a diferentes síntomas persistentes que le han tenido alejada de la vida laboral activa: desde fatiga, a niebla mental o afectación directa al corazón.

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