“Somos una especie de multitud de solos; estamos conectados pero no se establecen relaciones sociales fuertes”

La soledad ha sido definida como una pandemia silenciosa que afecta ya a una de cada cuatro personas en los países industrializados y que tiene un impacto negativo sobre la salud física y psíquica, y sobre la calidad de vida de las personas que la padecen. "Todos experimentamos a lo largo de nuestra vida momentos de soledad, muy vinculados a circunstancias vitales como puede ser una ruptura amorosa, la pérdida de un trabajo, una enfermedad... El problema es cuando la soledad se cronifica y permanece", explica el Doctor en Filosofía Txetxu Ausín.

La soledad es una forma de fracaso social que se esconde tras el silencio y afecta a todas las edades, a todas las culturas y ocurre en todos los espacios y órdenes de la vida. "Muchas veces se tiende a pensar en perfiles de personas solas, pero nosotros nos hemos querido fijar en los procesos sociales que conducen a esa situación de desplazamiento de las redes sociales", apunta la antropóloga Melania Moscoso.

En palabras de Ausín, la soledad es como la punta del iceberg y "por debajo hay una serie de elementos y corrientes sociales que están determinando ese tipo de sentimiento". Entre otras cuestiones, "han cambiado los vínculos sociales, el cómo nos relacionamos". "Somos una especie de multitud de solos; multitud porque estamos conectados, pero realmente no se establecen relaciones sociales fuertes a través de las mal llamadas redes sociales". Eso es lo que hace -a juicio de Ausín- que muchos jóvenes, incluso niños, se sienta solos. "Se han perdido cosas tan relacionales y comunitarias como jugar en la calle o estar todo el día fuera de casa", vínculos que no sustituyen las tecnologías.

Txetxu Ausín y Melania Moscoso, del Grupo de Ética Aplicada del Instituto de Filosofía del CSIC, son los autores de 'Soledades: Una cartografía para nuestro tiempo'.