"No hay sustancia en el mundo que haya sido objeto de tanta fantasía y especulación como el diamante"

Carbono puro cristalizado. Eso es el diamante en su forma primigenia, antes de que los maestros artesanos lo tallen, pulan y transformen en la piedra preciosa más importante de la historia de la humanidad. El símbolo del amor eterno por excelencia, pero también del poder y del lujo. Por diamantes se ha matado, sometido, conquistado, robado y engañado. Presente en los ritos humanos desde el Paleolítico, el diamante aún fascina. También a los gemólogos.

Benjamin Calvo es, como presidente del Instituto Gemológico español, uno de sus máximos representantes. Y con él, recorremos el camino inverso en la vida del diamante. De joya a mineral sin pulir y sin brillo oculto a kilómetros bajo tierra, capaz de nacer en los lugares más insospechados de la Tierra. Esquivo, difícil de localizar y de desenterrar, el diamante es mucho más que una joya. Es el mineral más duro de la naturaleza y sus aplicaciones van mucho más allá de la joyería.