DEPORTE OLÍMPICO
Gervasio Deffer, ex gimnasta artístico: "Cometí errores garrafales; me sentía perdido en mi propia vida"
‘El gran salto’ es la historia de superación y perseverancia de uno de los campeones olímpicos españoles más laureados, a quien el alcohol y las drogas le hicieron descender a los infiernos: "Después de la clínica, este libro ha sido una última gran terapia, la terapia definitiva".
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«La mayoría de la gente solo sabe de mí que gané dos oros y una plata olímpicas en gimnasia y que me quitaron una medalla mundial por un porro, pero muy pocos saben el precio que pagué por la gloria y todo lo que sufrí antes y después de mi retirada». Sin filtros, el deportista olímpico Gervasio Deffer cuenta su verdad en el libro 'El gran salto'. Lo hace en un momento en el que reconoce haber hecho las paces consigo mismo y con la gente que realmente le importaba.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 fijaron la meta de un joven Deffer, que con apenas 11 años y tras "entender la grandeza de unos JJOO", se dijo: "es esto lo que hay que ganar". La primera oportunidad le llegó en Sidney 2000, donde logró la medalla de oro en salto de potro. En los segundos previos al salto confiesa que se escuchaba a él mismo diciendo: "Os van a doler las manos de aplaudirme, no habéis visto saltar nunca a nadie así; voy a partir la pista".
Un positivo por cannabis le hizo perder la plata obtenida en el Mundial de Debrecen (Hungría), en noviembre de 2002. Hoy reconoce que pasó de "rechazar un gelocatil" por miedo a dar positivo a meterse en la boca del lobo. "Pasé a ser la cara visible de todo lo malo", lamenta. A pesar de todo, consiguió redimirse en Atenas 2004, logrando el oro en suelo. "Yo compito en esos JJOO pensando 'os voy a callar la boca'; he dicho que no he hecho trampa nunca y lo voy a demostrar". La medalla "fue un alivio real".
Estos son algunos de los pasajes de los que habla, a corazón abierto, en 'El gran salto', un libro en el que no elude su caída en desgracia. "El alcohol inundó mi vida hasta que pedí ayuda para no ahogarme definitivamente en él", leemos. Tras veinticinco años dedicándose en cuerpo y alma a la gimnasia, Gervasio Deffer se vio obligado a empezar de cero. Dice que la gimnasia le ha devuelto el equilibrio perdido. Es director de su propio gimnasio en el barrio de La Mina, "un barrio marginal de Barcelona" en el que ha encontrado su lugar tras salir del centro de rehabilitación.