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HISTORIA DE ÁLAVA

“A Micaela Portilla se la recuerda en todos los sitios en los que estuvo”

¿Qué sabemos de quien fue la primera mujer en ser nombrada Doctora Honoris Causa por la UPV/EHU? Coincidiendo con el centenario de su nacimiento, la familia de la antropóloga, historiadora y pedagoga alavesa prepara un documental que repasará su faceta tanto profesional como personal.

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"¿A quién no le gustaría que Micaela Portilla nos enseñara Álava?". Esta es la idea que está en el origen del documental que, con el apoyo de la Diputación Foral de Álava y Vital Fundazioa, prepara con mimo la familia de quien fuera antropóloga, historiadora y pedagoga. Juan Ibarrondo, sobrino carnal de Portilla y coguionista, adelanta que este audiovisual nos va a permitir "ver un patrimonio muy desconocido en Euskadi". Además de en su legado, el proyecto también ahonda en su faceta más humana y familiar: "Una mujer pionera, de clase trabajadora, que contra viento y marea consiguió llegar a un nivel académico muy importante, algo muy inusual en la época", destaca.

El documental, que tiene previsto ver la luz a finales de 2022, se nutre de valiosos testimonios, entre ellos, el de Ana Rosa López Adán; colaboradora estrecha de Micaela Portilla y testigo directo de su "trabajo diario minucioso, tenaz y muy exigente".

Micaela, la maestra

Micaela Portilla cursó estudios de Magisterio, Filosofía y Letras y Geografía e Historia. Sus inicios como maestra de Primera Enseñanza nos remiten a la escuela de Untzilla, en Aramaio, donde conoció "un aspecto del patrimonio alavés que en ese momento estaba siendo reprimido: el euskera". Juan Ibarrondo relata que, "frente a quienes reprendían a las alumnas si hablaban euskera, ella se interesaba por ello y les pedía que le enseñaran canciones; villancicos que hemos cantando muchas veces en casa. Nunca llegó a dominar el euskera, pero lo quería como un idioma propio".

El arte y la historia fueron dos de sus pasiones, tanto en el terreno de la investigación como de la divulgación. "Era capaz de mantener en absoluto silencio lo mismo a un auditorio académico de primer nivel, que a gente de un pueblecito casi sin estudios", asevera Juan Ibarrondo. Tras esa "capacidad pedagógica y humana había un trabajo de documentación y clasificación enorme... No era hablar por hablar", añade López Adán.

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