"Al escribir este libro he tenido que esforzarme mucho para mantener el pudor, la tranquilidad y la calma"

Un año y tres meses. Es el que tiempo que transcurre desde que la escritora Almudena Grandes es detectada de un cáncer y hasta su muerte, en noviembre de 2021. Y es precisamente, este periodo el que pone título al poemario de su pareja Luis García Montero. Unos poemas donde plasmar y canalizar un dolor tan fuerte, explica, que hace que el poeta acabe reconociendo que "esto que estoy haciendo no es un poema, sino un desgarro, como que la vida se rompe".

Un poemario donde García Montero maldice la muerte, donde repite el calificativo de "miserable" y donde los cuidados entre el enfermo y quien le cuida desdibujan la realidad: "tanto el enfermo como el que está cuidando tienden a que no haya motivos para multiplicar el dolor, caer en la depresión; se le quiere dar el ánimo al otro". Por eso reconoce que "a veces, al escribir este libro, he tenido que esforzarme mucho para mantener el pudor, la tranquilidad, la calma, el tener cuidado, porque a veces el sentimiento era tan fuerte que dejaba de tratarse de un poema para ser otra cosa". Pero llega un momento, dice, "en el que, sin que nadie te vea, tú encerrado en un sitio, te tomas media botella de whisky y te dejas arrebatar por el dolor".

Por eso, y aunque escribió durante la enfermedad, García Montero revisó los textos tras la muerte de Almudena Grandes, en un intento de "calmar los poemas, suavizarlos". "Y ha sido tan difícil la escritura como el proceso de corrección", reconoce. En ese preguntarse sobre sí mismo y su relación con la enfermedad y el miedo a la muerte, Luis García Montero recurre a la memoria. "Es una buena compañera", dice, convencido de que "si estoy sufriendo es porque he perdido algo que fue una suerte tener". "Y hay mucha gente que vive sin conocer el amor profundo", reflexiona.