INVESTIGACION
Raquetistas: pioneras de la pelota vasca caídas en el olvido
Olatz González Abrisketa es la autora del libro “Raquetistas. Gloria, represión y olvido de las pelotaris profesionales”, donde se profundiza en la figura de estas deportistas profesionales que tanta popularidad tuvieron en las primeras décadas del siglo XX.
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Olatz González Abrisketa, profesora de antropología en la UPV/EHU, es la autora del libro Raquetistas. Gloria, represión y olvido de las pelotaris profesionales. Un libro que revela que la historia de la pelota vasca está construida en base a la omisión de la figura de las raquetistas, una modalidad que se extendió por todo el estado español y países como Cuba, Brasil o México. A lo largo de seis décadas, más de un millar de mujeres de diversa procedencia, mayoritariamente vascas, vivieron de la pelota y obtuvieron fama y reconocimiento de ella. De hecho, el éxito de estas raquetistas llego a superar en frontones, salarios y público al de sus homólogos masculinos. Pese a ello, sus historias han sido borradas de las canchas y del recuerdo.
Entrevistada en Distrito Euskadi, la autora explica que el proceso de investigación no fue nada sencillo al principio. Olatz González Abrisketa comenzó sus primeras investigaciones hace casi 25 años, en 1999, y en aquel entonces se encontró con que muchas de las que antaño fueron protagonistas en la cancha se negaron a hablar porque el tema, afirma la autora, "era un estigma grande". En ese sentido, lamenta que en ese momento no supiese "como afrontar ese silencio", ya que considera que en estos años se han perdido los testimonios de muchas raquetistas.
En cualquier caso, esos estigmas no siempre estuvieron ahí. Fue en 1917 cuando debutaron en Madrid las primeras raquetistas vascas, y su popularidad fue en rápido ascenso hasta el punto de que llegaron a facturar más que un ministro de la época. Al contrario de lo que se cree, Olatz González Abrisketa subraya que las raquetistas tuvieron mucho éxito en Euskadi durante los primeros años. Sin embargo, las secuelas de la Guerra Civil y las altas cantidades que se pagaban en Madrid y Barcelona provocaron que los frontones vascos no pudieran retener el talento.
El éxito de las raquetistas se vio frenado en seco con la llegada del franquismo. "Primero la guerra, y luego el franquismo, jugaron un papel muy activo para prohibir esta modalidad. No pudo, pero lo intentó". Finalmente, después de unos años en decadencia, el 18 de Julio de 1980 se jugó el último partido profesional de la raqueta femenina.