NO HAY PLANETA B
“A nuestro alrededor seguro que hay un montón de cosas que están hechas a partir de arena”
Aurora Torres, investigadora en la Universidad de Alicante, alerta de la sobreexplotación de la arena, el material sólido más extraído del mundo, y de sus consecuencias negativas a nivel ambiental, político y social.
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La arena es el material sólido más extraído del mundo y el segundo recurso natural más consumido después del agua. Cada año se consumen 50.000 millones de toneladas de arena y gravilla, con lo que se podría construir, anualmente, un muro de 27 metros de ancho y 27 de alto que diera la vuelta a la Tierra. El sector de la construcción es el principal responsable de la demanda, pero no es el único: la arena se encuentra en las pantallas de los teléfonos móviles, en los ordenadores e, incluso, en la pasta de dientes. Sin embargo, no toda la arena sirve; la arena del desierto, por ejemplo, no sirve porque los granos están muy erosionados y porque todos los granos son prácticamente del mismo tamaño, lo que dificulta la creación del hormigón.
Se trata de un recurso fundamental para nuestra sociedad, pero también para el medioambiente. Como explica Aurora Torres, investigadora en Ciencias de Ecología y Sostenibilidad en la Universidad de Alicante, además de ser el sustento sobre el que se desarrollan comunidades de organismos, la arena sirve para proteger las costas de tormentas y fenómenos atmosféricos intensos. "Los efectos del tsunami que arrasó muchas zonas en el océano indico hace unos años fue intensificado porque en la costa se había estado extrayendo arena de forma muy intensiva", explica la investigadora.
En esa línea, Aurora Torres denuncia que la extracción de la arena en muchas zonas se está realizando para satisfacer la demanda sin tener en cuenta las implicaciones ambientales y sociales. Durante demasiado tiempo hemos pensado que la arena es un recurso infinito, cuando no lo es, y esa "perfección engañosa" ha hecho que se sobrexploten muchas zonas arenosas. De hecho, subraya Aurora Torres, en algunos lugares ricos en arena, como la India, China o Kenia, se han creado redes ilícitas de suministro que emplean violencia o amenazas para poder explotar los recursos de la zona.