"Todos los países de la ONU probaron la comida vasca del Maritxu"

Teresa Barrenechea es una de esas personas que ha forjado su futuro viendo las oportunidades que brindaba la vida. Introdujo, en cierto modo la cocina vasca en la gran manzana, en New York, a través de su restaurante Maritxu.

Lo gestionó durante 16 años, primeramente al norte de Manhattan, en una zona residencial, y en palabras de Barrenechea "un poco aburrida". Dice que esta primera experiencia no fue monetariamente tan interesante, pero sirvió como trampolín para abrir el segundo "Maritxu", en el centro de Manhattan, al lado de un lugar tan emblemáatico como las Naciones Unidas. Asegura que todos los embajadores de los países reunidos allí, sin excepción, probaron su cocina, de la que los pimientos rellenos de bacalao con salsa vizcaína se hicieron célebres. Y no solo embajadores pasaron por allí, estrellas como Harrison Ford supieron valorar la gastronomía vasca.

Teresa asevera que New York es una ciudad de la que es inevitable enamorarse, y asegura que el diferente se integra sin nigún problema allí. La cocina vasca, a pesar de no ser para nada conocida para los estadounidenses, se abrió paso con facilidad en el entorno neoyorquino. A pesar de que ya no vive allí, regresa con frecuencia, puesto que dos de sus cuatro hijos residen aún en la ciudad.

Posteriormente fue representante en Europa para Thermomix, una experiencia igualmente gratificante en su vida, y hoy, trabaja en la traducción simultánea desde Bilbao. Barrenechea asegura que tras vivir en el ancho mundo, necesitaba volver a casa y ocuparse de su familia.

Recordamos, también, que gracias al emplazamiento de su restaurante, fue testigo y cronista de los atentados del 11S y le pedimos también un análisis en torno a las inminentes elecciones presidenciales. Afirma que es una campaña polarizada e insiste en que más allá del nombre del presidente, son unos comicios trascendentales para toda la configuración del senado y por tanto, para el futuro del país.