Una de piratas
Juana Larando, corsaria y mujer de negocios
Dueña de una posada, también se convirtió en armadora.
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Juana Larando vivió en el S. XVII y en aquellos tiempos las viudas como ella no lo tenían fácil para sobrevivir. La donostiarra regentaba una posada donde atendía a aventureros a los que fiaba hasta que volviesen con presa y cobrasen lo que procediese, según está documentado en el Archivo del Corregimiento de Tolosa.
Junto a otros dos socios, Larando adquirió un patache con el que asaltaban embarcaciones para obtener un suculento botín que luego se repartían, estando implicado en el reparto el cura de Orio. De las andanzas de Juana Larando nos habla la periodista y antropóloga Idurre Eskisabel.