Recordamos La Galerna de agosto de 1912 con la nieta del único superviviente

Mari Asun Eskurza nos habla de su aitxitxe, de su epopeya. Aquel fatídico agosto de hace 118 años salió de Lekeitio de madrugada.

Eran los primeros días de agosto de 1912. Era temporada de bonito y los arrantzales tenían que exprimir esos días porque en seguida, el 16 de agosto, venía San Roque y los barcos estaban obligados a quedarse en puerto varios días para celebrarlo con el resto del pueblo. Durante las fiestas muchos aprovechaban para casarse.

Así que el 10 de agosto salió de Bermeo la flota, con 40 barcos, rumbo a alta mar. En el cantábrico la mayoría seguían navegando con remos y vela, ayudados de una brújula y un compás. El día 12 de agosto estaban pescando, les llegó el aviso de mal tiempo.

El señero avisó para que volvieran, pero algunos se quedaron para poder aprovechar los 4 días que les quedaban. Ya lo habían hecho muchas veces: quitaban mástiles y se metían en la bodega a pasar el temporal. Pero aquella Galerna no fue normal.

Algunas lanchas volcaron, otras se partieron y muchos marineros acabaron en el agua, a oscuras y sin saber de dónde venían las olas.

En Bermeo fueron llegando algunos barcos con noticias y empezó a correr de boca en boca que había barcos volcados.

La noticia se expandió por todos los periódicos de la península y algunos del extranjero. Se hicieron funerales oficiales a los que vino el rey Alfonso XIII, ministros, militares, obispos, etc. Y por parte de gente anónima, ayuntamientos y gobiernos llegaban ayudas para las familias.

Fue y es la tragedia más grande de la historia del mar en Euskal Herria. El balance total fue de 143 muertos, jóvenes de entre 18 y 30 años, novios; maridos y padres: 116 de Bermeo, 16 de Lekeitio, 8 de Elantxobe y 3 de Ondarroa. Y un solo superviviente: Juan Daniel Eskurza.