Literatura
'A pesar del estado del periodismo todavía hay quien hace bien las cosas'
K.M.|RadioEuskadi
Charlamos con los periodistas Álex Oviedo y Elena Sierra, que han escrito a cuatro manos la novela 'El hacedor de titulares', una falsa novela negra sobre el mundo del periodismo cultural.
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Álex Oviedo y Elena Sierra son periodistas, plumillas, gente que se gana la vida cubriendo asuntos de la cultura, sobre todo de la literatura. Son gente muy currada en el arte de hacer entrevistas, incluso cuando no se sabe nada de lo que ha escrito el entrevistado (les aseguro que es un auténtico arte), al que hay que entrevistar porque el jefe de turno le ha indicado que lo haga en el último segundo, sin tiempo para leer más que cuatro párrafos del libro correspondiente y unas notas interesadas en unas cuartillas confeccionadas por el equipo editorial de turno. Aunque no siempre es así, ¿eh? (los plumillas exageramos mucho), a veces hacemos una entrevista con conocimiento de causa, es decir, habiéndonos leído el libro y sabiendo, más o menos, la biografía y la bibliografía del escritor. Álex Oviedo además ha escrito un montón de novelas, cinco, y un libro de relatos. Entre las primeras destacan Las hermanas Alba y Cuerpos de mujer bajo la lluvia. Y ahora Álex y Elena han decidido unir sus fuerzas para escribir una novela a cuatro manos.
El hacedor de titulares es, en apariencia, una novela negra. Lo es porque hay un muerto, un escritor de oscuro pasado y presente ficticio, y porque hay una investigación. Es novela negra porque además estudia un ecosistema determinado, en este caso el mundillo que se mueve en torno al negocio editorial y al negocio periodístico, que a veces es más turbio de lo que pudiera parecer. Pero es una novela negra encubierta, porque aquí no interesa tanto desentrañar un misterio como hablar de las condiciones en las que se desenvuelven los periodistas culturales, una especie en extinción. Unas condiciones tremendas. Porque en este campo hay mucho periodista que cobra 'a la pieza' y que ni siquiera está en plantilla de los medios para los que trabaja. Pringados, vamos. Profesionales (sí, profesionales) que tienen que soportar a jefes que han acabado en la sección porque otros jefes no saben dónde ponerles y que desprecian olímpicamente lo cultural. Jefes capaces de vender la progenitura por un buen titular. Profesionales que se mueven, en esta novela, en los primeros años de la crisis económica que tan brutalmente afectaron a los medios de comunicación, que fueron golpeados por los EREs, por los despidos, por la precariedad y por la necesidad de que el profesional buscara su propia salida creando agencias de comunicación que valían, y valen, para un roto y un descosido: escribir un artículo, realizar una entrevista, organizador un congreso o impartir unos cursos y talleres. Una novela muy notable sobre 'un estado de cosas'.