"No hay que confundir al autor con el intérprete, con el personaje"

Con la canción, Dadme la vida que amo, una declaración de  las cosas que le gustan y disgustan, Rafael Berrio abre su último trabajo, Niño futuro, que se publicó a primeros de año y que hemos visto poco en los escenarios. Por eso es un auténtico acontecimiento que Rafa vaya a ofrecer dos conciertos en breve con su banda, este jueves en Kafe Antzokia de Bilbao y el domingo de la semana que viene en el Principal de Donostia.

Rafael Berrio es un superviviente. Un superviviente del Donosti Sound y de la Nueva Ola de los ochenta y un náufrago de grupos como Amor a Traición y Deriva en los noventa y primera década del siglo XXI. Pero en 2010 dio un giro a su carrera y se presentó en solitario, como lo que es, un crooner de sí mismo. Y lleva una década extraordinaria hablándonos de amores y desamores, de angustias vitales, de ensoñaciones y de pesadillas, mostrándonos el lado oscuro y el lado luminoso de la vida. Todo en discos como 1971, Diarios, Paradoja y, ahora, Niño futuro. Berrio, un músico único, diferente y estimulante.