Ciencia
El primer perro de Europa y otras historias del Cuaternario
El XV congreso sobre el Cuaternario presenta investigaciones sobre paleogenómica humana, dieta y movilidad de antiguas poblaciones y factores de adaptación al medio ambiente.
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Bilbao acoge esta semana la XV reunión de expertos en estudios del Cuaternario, el periodo geológico que abarca los últimos 2,6 millones de años. Un periodo caracterizado por ciclos de glaciación, con un clima cambiante que ha sido un factor clave, además, en la evolución del género homo y de nuestra especie en particular. A lo largo de este programa conocemos algunos de los temas que se han abordado en el congreso.
El perro fue el primer animal domesticado por el ser humano, incluso antes del inicio del neolítico y de la agricultura. En la cueva de Erralla, en la localidad guipuzcoana de Zestoa se encontró un húmero que fue identificado desde el principio por su descubridor como posiblemente un hueso de perro. Ahora una investigación desarrollada por el grupo de biología evolutiva humana de la UPV-EHU ha confirmado que se trata de un perro y que tiene una antigüedad de 14.000 años. El perro confirmado por la ciencia más antiguo de Europa. La profesora Conchi de la Rua es la responsable de este grupo de investigación que se ha lanzado a estudiar la domesticación del perro
Paleogenómica
Uno de los expertos en paleogenómica que está revolucionando la comprensión de estos cambios es Carles Lalueza Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva del CSIC. En 2010 participó en la investigación que demostró la presencia de esta herencia neandertal en nuestros genes y desde entonces participa en los estudios que están transformando la imagen que tenemos del pasado. Una imagen que está cambiando extraordinariamente gracias a la secuenciación de más y más genomas antiguos.
La despigmentación de la piel
Sobre la despigmentación de la piel que experimentaron los humanos modernos al salir de África hemos charlado otros de los investigadores de la UPV presentes en el congreso sobre el cuaternario. Santos Alonso estudia si la pigmentación de la piel humana un rasgo antropológico con valor adaptativo. El resultado de adaptarse a los retos medioambientales a los que ha tenido que hacer frente el ser humano a medida que se adentraba en nuevos territorios.
Raquitismo antes de la revolución industrial
La falta de vitamina D influye en la aparición de raquitismo, una enfermedad propia de la infancia que se caracteriza por deformaciones en los huesos. La siguiente imagen que sacamos del congreso sobre el cuaternario nos traslada a la catedral de Santa María de Vitoria, lugar de enterramiento entre los siglos XI y XIX y por lo tanto un yacimiento arqueológico con una cronología muy amplia. Los restos humanos que fueron inhumados en este lugar han permitido analizar la prevalencia del raquitismo. Una enfermedad que se llegó a calificar de epidemia tras la revolución industrial, cuando la contaminación de las fábricas bloqueaba el paso de los rayos ultravioletas del sol. Probablemente el raquitismo ha sido la primera enfermedad infantil causada por la contaminación del medio ambiente. Cristina López Rubio, del grupo de Biología Evolutiva Humana, ha podido comprobar estudiando los restos humanos infantiles de la catedral de Vitoria, que la prevalencia del raquitismo fue también alta en época pre industrial, sobre todo en la época denominada pequeña edad de hielo.
Reuma en la pequeña edad de hielo
Somos producto de nuestro clima, según ha explicado otro de los investigadores presentes, Imanol Martín Laza, que investiga si la frecuencia en la que aparece hoy en día un linaje genético mitocondrial está relacionado con la prevalencia de enfermedades reumáticas. Este linaje, el haplogrupo H, otorga ventajas en un clima muy frio, pero tiene su contrapartida.
La mujer mesolítica de Aizpea
Otra de las fotografías del pasado que sacamos hoy nos traslada al abrigo rocoso de Aizpea, en la localidad navarra de Aribe, Allí se encontró el esqueleto de una mujer de unos 30 años, y metro y medio de estatura, que vivió en la orilla derecha del rio Irati hace unos 6600 años. No situamos en el mesolítico, antes de la extensión de la agricultura. En esta cueva se han encontrado numerosos restos de los mamíferos, peces, y frutos de los que se alimentaban estas personas. Podía parecer un ejemplo de dieta variada, sin embargo el estudio de los huesos y dientes de esta mujer concluyó que tuvo deficiencias nutricionales en su vida, que su dieta se basaba mucho en los carbohidratos vegetales, de ahí las caries que presentaba en los dientes. Hay una técnica de análisis químico muy precisa que permite conocer qué le ocurrió a la dieta de esta mujer a lo largo de su vida, gracias al análisis de isótopos. Teresa Fernández Crespo, investigadora de la universidad de Oxford explica cómo funciona esta técnica y qué conclusiones han obtenido
La mujer de Aizpea ha sido objeto también de análisis genómico, lo que ha permitido situarla en el contexto de los cazadores recolectores europeos. Montse Hervella, es investigadora del Departamento de Genética, Antropología Física y Fisiología Animal.
Movilidad prehistórica
La información que se consigue gracias a los análisis isotópicos va más allá de la dieta. Iranzu Guede pertenece a un grupo de investigación del departamento de Mineralogía y Petrología de la UPV/EHU que realiza análisis isotópicos y elementales de huesos y dientes humanos procedentes de yacimientos arqueológicos. Y además de la dieta los resultados que ofrecen nos hablan de la movilidad de las personas.