Ciencia e Historia
Beneficios de respirar el aire del bosque y las drogas en la antigüedad
Investigan los beneficios para la salud que tienen los compuestos que liberan plantas y árboles. El consumo de plantas con efectos psicoactivos comenzó en el neolítico, según hallazgos arqueológicos.
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Las sustancias químicas volátiles que producen las plantas y árboles y que respiramos cuando paseamos por el bosque incluyen compuestos que tienen efectos en el organismo: efecto antiinflamatorio, neuroprotector, hay incluso algunos que refuerzan el sistema inmunitario. Una investigación realizada por Albert Bach, del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), junto a investigadores del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC), el CREAF, el CSIC y el Departamento de Geografía de la UAB, e impulsada per la Fundació Bancària La Caixa, ha estudiado las variaciones de estos compuestos químicos en un encinar mediterráneo. Un trabajo que se ha realizado en el marco de un proyecto más amplio que busca determinar los beneficios para la salud que proporcionan los bosques.
Desde la antigüedad, por cierto, en culturas muy diversas, a lo largo y ancho del mundo, se han utilizado plantas con efectos psicoactivos. La arqueología ha descubierto consumos muy antiguos de drogas con fines terapéuticos, religiosos, lúdico o incluso bélico.Hoy buscamos las evidencias más remotas de estas prácticas con Elisa Guerra, profesora de Prehistoria en la Universidad de Valladolid, autora de varios libros y artículos académicos sobre el uso de las bebidas fermentadas y de plantas alucinógenas en las sociedades del Calcolítico y la Edad del Bronce. Es, además, la autora de un nuevo volumen de la Serie Orígen, Cuadernos de Atapuerca, en el que repasa las primeras evidencias que se conocen en el registro arqueológico de la ingesta de drogas