Ciencia
Captan por primera vez el fondo cósmico de ondas gravitacionales. IceCube detecta neutrinos de la Vía Láctea
EITB Media
La colaboración NANOgrav ha detectado, tras 15 años de recogida de datos, las ondas de baja frecuencia que atraviesan el universo. Para ello han utilizado un "telescopio virtual" formado por decenas de púlsares. El observatorio antártico Icecube percibe "partículas fantasma" de nuestra galaxia.
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Tras 15 años de recogida de datos, investigadores del Observatorio de Nanohercios de Ondas Gravitacionales de América del Norte (NANOGrav), en el que participan expertos de 70 instituciones diferentes, han detectado por primera vez el fondo cósmico de ondas gravitacionales que atraviesa todo el universo. Un zumbido formado por ondas que oscilan a una frecuencia muy baja, en escalas temporales de muchos años. Este especie de coro que recorre el universo está formado por las ondas gravitacionales más potentes que se conocen y para detectarlas se han utilizado 67 púlsares distribuidos por todo el cielo. Estas estrellas de neutrones han funcionado como relojes para determinar el paso de estas ondas. Como explica el investigador Ikerbasque de la UPV-EHU, José Juan Blanco, que ha participado en este trabajo, este descubrimiento proporciona una nueva forma de estudiar el universo, sobre todo en sus primeros momentos.
Itziar Garate, profesora de la Escuela de Ingeniería de UPV-EHU y miembro del grupo de investigación en Ciencias planetarias, da cuenta, a su vez, de otras novedades del campo de la astrofísica. El observatorio de neutrinos IceCube, construido bajo el hielo de la Antártida, ha detectado por primera vez la emisión de neutrinos de alta energía procedentes del interior de la Vía Láctea. Otra primera detección, realizada por el telescopio espacial James Webb, es la de un tipo de catión implicado en la formación de moléculas orgánicas complejas. Uno de estos hallazgos que añaden piezas a la búsqueda de los ingredientes de la vida en el espacio. Además, Itziar nos explica por qué se considera que las nubes de Venus, que tiene una atmósfera muy corrosiva, podrían ser un lugar habitable.