El acoso publicitario

Se debe asumir esta sensación de estar rodeados por anuncios con espíritu crítico y un mínimo conocimiento del medio.  Las navidades, en los últimos tiempos, registran un consumo publicitario brutal y en donde casi todo vale debido a las prisas con las que vivimos. Tenemos que exigir la diferenciación entre publicidad y contenidos y poner en práctica el control parental cuando se habla de adolescentes y jóvenes. En la actualidad el anunciante sabe que "dar la chapa" es contraproducente, aunque incluso las ONG se hayan subido al carro del acoso callejero y digital. A pesar de todo, existen buenos anuncios como nos han apuntado nuestros invitados y comienza a verse una vuelta a viejos soportes publicitarios y a intentar contar buenas historias para vender de forma diferente. Pero el sexismo sigue asomando en los spots de colonias tan típicos durante estas fechas. Ah y nadie o, casi nadie, se lee las cookies.