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Más que palabras

"Hoy en día es muy improbable que los envenenamientos queden impunes"

MARISA OZALLA | EITB MEDIA

El doctor Roberto Pelta Fernández publica "Puro veneno" en La Esfera de los Libros, un compendio de tóxicos y ponzoñas que en el mundo son.

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A Sócrates le obligaron a tomar cicuta "probablemente mezclada con opio". Al arsénico, considerado el rey de los venenos, se le llamó "polvo de sucesión" porque durante siglos sirvió para deshacerse de herederos incómodos; el químico judíoalemán Fritz Haber sentó las bases del Zyklon B con el que años más tarde -cruel paradoja- muchos de sus familiares fueron gaseados en los campos de exterminio nazis. El veneno de la araña violinista es quince veces más potente que el de la cobra. Con veinte almendras amargas se puede envenenar a una persona. En definitiva, vivimos en un planeta tóxico por naturaleza. Y, por si no fuera suficiente con las ponzoñas que la Tierra nos brinda, el ser humano ha sintetizado venenos químicos. Ahora bien, "no hay ningún veneno indetectable, todos dejan huella", asegura el doctor Roberto Pelta Fernández, médico adjunto de Alergología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y autor de: Puro veneno. Tóxicos, ponzoñas y otras maneras de matar. (La Esfera de los Libros).  Un ameno recorrido histórico por las sustancias tóxicas que han servido -y sirven- para quitar de en medio a enemigos, adversarios o parientes molestos.

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