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Caserío Museo Igartubeiti

Otsailean gizona mauko hutsetan baino hobe da otsoa arditan ikustea

Vivir para Ver

Ametz Gurrutxaga, antropóloga del Caserío Museo Igartubieiti, repasa las labores y tradiciones del mes de febrero en la historia del caserío vasco

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Febrero es un mes que destaca por su carácter festivo. Prueba de ello son las festividades que celebramos en sus primeraos días como la Candelaria, San Blas, Santa Águeda, y el ansiado carnaval. Sin olvidar que todavía el frío sigue entre nosotros, al hablar de febrero hoy queremos hacer un apartado especial a los rituales y festivales que se guardaban en las tradiciones del baserrri.  A veces febrero es cálido pero no nos podemos despistar ni dejar engañar, el frío sigue presente y los baserritarras no negaban la necesidad de un febrero frío, así dijo una vez un pastor viejo de Arruazua:  “Otsailean gizona mauko hutsetan baino hobe da otsoa arditan ikustea”.

Las celebraciones de febrero son actos en los que los baserritarras pedían que la tierra comenzara a despertarse. Para ello era necesario ahuyentar el frío y la luna junto con la oscuridad del invierno, para poder retirar así las nieves y poder ver el suelo y los cultivos. De este modo, se cumplía el ciclo y se abrían las puertas a la primavera. Dentro de esta transición se enmarcan los carnavales que se celebran entre febrero y marzo en numerosas localidades de Euskal Herria.

 

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