Vida en los monasterios

Arantza Otaduy siempre nos invita a repasar la historia de nuestros entornos más cercanos y lo hacemos a la fresca. Hoy nuestra historiadora de cabecera llega con la invitación a celebrar la vida, con un grito de Viva la vida, pero con una acotación, contemplativa. Así es como vamos a traspasar los muros de algunos monasterior de nuestro entorno para imaginarnos en plena Edad Media. Hoy vivimos intensamente la vida monacal. Prestamos atención a las historias intramuros de los monasterior, escuchamos a través de sus paredes, absorbemos los conocimientos, el saber y su patrimonio para aprender y comprender nuesta historia. Y lo hacemos al fresquito, porque esa es una de las características del ambiente monacal en pleno verano. Arantza guía nuestra atención hasta el papel que la vida monástica desempeñó en el sociedad medieval vasca, tanto a nivel religiosos como cultural y social. Conocemos centros de espiritualidad donde monjes y monjas se dedicaban a la oración, el estudio y el trabajo manual como el convento franciscano de Bermeo, Monasterio de Quejana en el valle de Aiala y el monastrio de la Santísima Trinidad de Bidaurreta en Oñate.