Kirolak
El Alavés exhibe sus credenciales para el ascenso
El Deportivo Alavés ha dejado de ser un aspirante para convertirse en un firme candidato al ascenso. La igualdad en segunda división desvirtúa cualquier pronóstico, pero la competitividad albiazul genera confianza; la mejor herramienta para combatir la incertidumbre.
Tras las primeras quince jornadas, los de Luis García Plaza suman 30 puntos con ocho victorias, seis empates y una única derrota, cosechada precisamente frente al Burgos, segundo en la tabla. Pero sobre todo, por encima de los excelentes registros, hay unos indicadores que no se reflejan a simple vista en los guarismos y que dan un valor añadido al potencial del equipo.
El reduccionismo futbolístico sintetiza las victorias en goles, pero el éxito de los proyectos reside en saber gestionar las adversidades que alteran el guion de lo inicialmente previsto. Una muestra de esto ofreció el equipo albiazul en Mendizorrotza el viernes cuatro de Noviembre frente al Zaragoza, cuando desde el minuto 36 de partido tuvo que afrontar el encuentro con un jugador menos. Nadie sale al terreno de juego pensando que antes del ecuador se va a quedar sin su talismán en el centro del campo. El partido se desarrollaba por los cauces previstos. La intensidad alavesista permitía una ligera superioridad, que se esperaba creciera con el transcurso del encuentro, hasta que el VAR advirtió al árbitro de que Benavídez era acreedor de una roja indiscutible.
Todo cambio en un segundo. Los albiazules perdieron el control y el conjunto maño se apoderó del balón. Era el mismo deporte, era la misma jornada, pero habían cambiado los espacios y el partido era distinto. Hubo que esperar al descanso para salir del desconcierto. Los ajustes tácticos para contrarrestar la inferioridad numérica contaron con dos valores que el conjunto gasteiztarra exprimió hasta la extenuación: compromiso en el cierre de líneas y solidaridad en el esfuerzo. El premio llegó de la forma más inverosímil. A balón parado, desde una distancia de ensueño, con un misil de Jason, el sustituto del sancionado Alkain en el once de gala que había dispuesto el técnico para la jornada. Paradojas del fútbol.
La intensa semana con tres partidos en prácticamente seis días se cierra sumando siete de los nueve puntos posibles. Las rotaciones en una plantilla que se bautizó de corta en la pretemporada han mostrado toda su eficiencia. El equipo ha metabolizado la notable ausencia de Sedlar, su vuelta supondrá un nuevo refuerzo al sistema inmunólogico albiazul. El regreso de Laguardia oxigena el vestuario y reconcilia a la afición. La renovación del veterano capitán somboliza la aprobación de una asignatura pendiente, suturando la heridas que dejan las salidas por la puerta de atrás.
El Alavés afronta un dulce descanso. Ha exhibido claramente sus credenciales para el ascenso. Los de Luis García no son unos aspirantes más, sino que se han convertido en firmes candidatos. El reto ahora es que la discreta obsesión por recuperar la categoría perdida no se convierta en una ansiedad asfixiante. La competitividad en segunda división convierta la categoría de plata en una jungla de igualdad donde tan importante como tener una buena hoja de ruta orientada al ascenso es saber gestionar las adversidades imprevistas. Es en este capítulo donde el Deportivo Alavés está ejerciendo un liderazgo indiscutible. Practicar un juego dominante como en la primera parte frente al Racing; ceder la posesión y agarrarse al campo cuando el contrario impone su ritmo como en la segunda mitad de ese mismo encuentro; desafiar las adversidades que pudieron desahuciar al equipo frente al Zaragoza o no resignarse hasta el último minuto como frente al Oviedo han demostrado que el éxito reside en la cohesión del equipo y que los goles y las victorias son la consecuencia.