ISABEL MELLÉN
El Quincuatro Seráfico Festivo
24 de agosto de 1727. Nos situamos frente al pórtico de entrada al desaparecido convento de San Francisco de Vitoria. Asistimos a la mayor procesión de la época.
Your browser doesn’t support HTML5 audio
Una muchedumbre se congrega en la plazuela que se formaba frente a la entrada a este convento a la espera de que dé comienzo el que se iba a convertir en el espectáculo de la década. En ese instante las campanas de todas las parroquias y conventos de la ciudad comienzan a tocar al unísono, formando un gran estruendo. Al momento, empiezan a escucharse tambores y clarines, que acompañarán a la mayor y más espectacular procesión de la que tenemos noticia en Álava.
La comitiva, que poco a poco va saliendo del convento franciscano, va encabezada por la cruz que representa a este cenobio, con Fray José de Mena a la cabeza. Después, le siguen de cerca los tradicionales Gigantes, que van haciendo giros mientras desafían las leyes del equilibrio. Tras ellos, un grupo de danzarines y danzarinas hacen las delicias del público con sus piruetas. Pero el plato fuerte y lo que todo el mundo quiere ver son las pomposas carrozas en las que se representaban santas y santos de la orden franciscana, entre ellos algunos recién santificados y beatificados, que se sacarían en procesión por las calles de Vitoria.