Opinión
La Columna de José Félix Azurmendi (08.03.2014)
JFA
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Jose Félix Azurmendi analiza la actualidad de Euskal Herria en su crónica semanal en 'Alguien te está escuchando'
Los navarros serán lo que ellos quieran. A fuerza de oírlo, parecía que a ellos sí se les reconocía un derecho que a otros se les negaba. Visto lo visto esta semana, no va a ser fácil seguir sosteniéndolo.
Estuvo de moda en los primeros años del postfranquismo el concepto del sucursalismo para identificar a los partidos dependientes del centralismo: no del centralismo democrático, sino del centralismo madrileño. Se daba por supuesto que estaba en Madrid la sede central, y en provincias las sucursales para gestionar sus asuntos. En algún momento, el término cayó en desuso. Si alguien trataba de recuperarlo, los afectados se enfadaban mucho.
También el Partido Socialista de Navarra se enfadaría hoy si se le llamara sucursalista –ellos son federalistas, dicen-, pero visto el papel de Ferraz en la operación Barcina no se me ocurre mejor definición.
Dice el pase foral "sea acatado, pero no cumplido". Dice “se obedece pero no se cumple”. Si fueran foralistas en lugar de federalistas, Roberto Jiménez y su tropa hubieran podido aplicarlo a la orden de la Ejecutiva Federal del PSOE. Pero la dirección socialista Navarra acata, cumple, obedece, y lo que le echen, con tal de que no los echen.
Dicen Rubalcaba y Elena Valenciano que, con Bildu, ni a heredar. Mienten: el problema no es Bildu. No es la izquierda abertzale la que impide cualquier coincidencia. En 1996, los presidentes Ardanza y Otano se reunieron con la finalidad de crear un órgano común entre la Comunidad Autónoma Vasca y la Foral de Navarra. No estaba por medio la izquierda abertzale –incluso estaba en contra-, pero las fuerzas vivas de Navarra reaccionaron airadamente, le sacaron a Javier Otano todos los trapos sucios y se cargaron el tripartito que lo sostenía: estaba compuesto por PSN, Convergencia de Demócratas Navarros y Eusko Alkartasuna. El mismo veto que ha recibido ahora Roberto Jiménez recibió en agosto de 2007 el candidato del PSN Fernando Puras. Tampoco entonces estaba por medio Bildu ni ningún antecedente suyo: se trataba de formar un Gobierno tripartito con IU y Nafarroa Bai.
El problema no es Bildu. El problema es el miedo del PSOE, del PP, de UPN a que entren abertzales en el Ejecutivo y se demuestre que defienden mejor y más honradamente los intereses de los navarros. Miedo a que lo vasco de Navarra se institucionalice, a que la lingua navarrorum ocupe el lugar que le corresponde. Miedo a que Iruña se convierta en aquella “Caput Vasconiae” con la que soñaron tantos navarros ilustres.
Navarra es cuestión de Estado, se ha dicho y repetido estos días. También lo son Ceuta y Melilla. Se trata en todos los casos de enclaves estratégicos a los que ningún Estado está dispuesto a renunciar. Son los fortines contra indios y bárbaros, son las avanzadillas fronterizas, los últimos bastiones.
Los analistas madrileños de la cosa no han tardado en recomendar que lo que toca ahora es recomponer las relaciones entre UPN-PP y PSN y montar de nuevo un Gobierno de coalición, mejor sin Barcina, pero incluso con Barcina, con o sin adelanto electoral. Y, desde luego, sin Roberto Jiménez. Todavía no han reparado en que a Bildu le viene todo esto de perlas. Un PSN dignificado hubiera alejado la posibilidad, cada vez menos lejana, de un gobierno de coalición formado por abertzales e izquierdas. Todavía no han reparado en ello, pero ya hay algún medio de comunicación que maneja un sondeo que pronostica que la candidatura de la izquierda abertzale puede ser la más votada en el territorio foral. ¿Se acuerdan del referéndum consultivo de la OTAN? ¿Recuerdan que la Comunidad Autónoma Vasca y la Foral de Navarra se decantaron ampliamente por el NO, cuando en los territorios limítrofes de Aragón, La Rioja y Cantabria arrasó el SÍ? Puede ser que Navarra sea de derechas, pero los navarros seguramente no.
Antonio Basagoiti sabía lo que se hacía cuando se marchó a México tras los pasos de aquellos familiares ilustres que crecieron en honra y fortuna gracias el tornaviaje entre México y Filipinas. ¿Sabía lo que hacía cuando designó a Arantxa Quiroga para sucederle? Alfonso Alonso, portavoz parlamentario de la derecha española en el Congreso de los Diputados, ha recordado esta semana que el PP fue capaz de construir en el País Vasco una alternativa seria de centro derecha, sucediendo a la amalgama de partidos que ocupaba antes ese espacio. La derecha vasca podía ser, y lo fue, foralista y española, además de vasquista. ¿Cuál es el modelo del PP hoy en los territorios forales? ¿Qué separa al nieto del vasquista Aranegui de la presidente irunesa del PP para que hayan llevado tan lejos sus diferencias?
Ha dicho la señora Quiroga que no quería a Iñaki Oyarzabal de secretario general por cuestión de confianza. ¿Habrá querido decir de conciencia? El Partido Popular se ha metido en un buen lío con la reforma del aborto. Su presidenta en el País Vasco no parece la mejor candidata para gestionar ese lío. Y los otros. Dicen que en el embate entre Arantxa y Alfonso ha ganado ella. Dicen que ha recibido ella el apoyo de la señora Cospedal. Dicen que al portavoz parlamentario del PP le apoya otra señora: la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. La tentación a apelar nuevamente al sucursalismo es inevitable.
Lunes 3 de marzo en Bilbao, que no en Vitoria. Once y cuarto de la mañana. No llueve en este momento, ni siquiera se siente el viento. Salgo del Metro por detrás del Palacio de la Diputación y accedo a la Gran Vía por delante. Faltan algunas tapas de alcantarilla en la acera. La gente se advierte solidariamente de ello para no meter la pata. Por esta acera derecha de la Gran Vía, mucha pintura en los escaparates, roja y amarilla; por la de en frente, la mayor parte de las lunas de los escaparates y las puertas de la BBK están astilladas. Saltan a la vista pintadas que gritan lapurrak junto a los carteles de beherapenak, rebajas hasta el recorte final.
En la Plaza Circular o de don Diego López de Haro o de España, el autobús para extracciones de sangre realiza su labor con normalidad. Hauxe da bizitza!, se puede leer en su lomo, y también Odola ematea bizitza da! Muy cerca, un hombre joven recostado contra el muro, proclama en un cartel que necesita vacunar a sus perros: sus perros, dos, le acompañan. Seguramente ha descubierto que pidiendo por la salud de los animales se conmueve más que con los niños.
Baja por Hurtado de Amezaga un camión de bomberos, sirena batiente. Rodea la estatua de don Diego y sube la Gran Vía hacia Moyua. Un vehículo de la Policía Municipal ocupa media calle a la altura de Mazarredo por donde llegan pesadamente dos furgonetas blindadas de la Ertzaintza. El municipal apostado junto a su patrulla les indica que la bordeen por la izquierda, que suban por la media calle que está libre El ertzaina conductor opta por subirse a la acera y por la ancha acera acceden las dos patrullas a la Gran Vía. En ese momento no camina nadie por ella. Un helicóptero del Cuerpo vigila en lo alto. Hay buena visibilidad. Indiferente a lo que pasa, un coche de la Funeraria La Auxiliadora sube también hacia la Plaza Moyua: no está de servicio.
Son las once y veinte de la mañana del lunes 3 de marzo en Bilbao, que no en Vitoria. He quedado en el Iruña, que empieza ya a preparar las mesas para las comidas. Nos mudamos a un bar de en frente.
Está todo tranquilo. La bronca continúa allá arriba, pero de eso me enteraré más tarde. No se parece en nada a lo de Atenas. Los que dicen que ha sido el día más violento de la Villa no se acuerdan de la guerra de las banderas, no recuerdan las batallas de los trabajadores del Astillero Euskalduna en el puente de Deusto, ni la toma de Diputación por los de Nervacero. No saben o no quieren saber de otros enfrentamientos que han tenido a Bilbao como escenario.
La prensa del día siguiente se pone épica. Hoy, seis días más tarde, nadie habla de aquello, ni de lo que pasó en la calle ni de lo que se dijo en el Guggenheim. ¿Quién tuvo la buena idea de elegir Bilbao en un 3 de marzo para escenificar –porque de escenificar se trataba- un Foro que se podía haber tenido por videoconferencia, que se podía incluso haberse ahorrado?
En diciembre del 2008, Bilbao era la favorita para acoger la Fuente de Neutrones por Estalación, con el que se preveía obtener una nueva generación para ser utilizados en investigaciones médicas. Se trataba del Foro Estratégico Europeo y hacía de portavoz de la buena nueva una donostiarra: la ministra socialista Cristina Garmendia. Esta semana de rebajas hemos conocido que el cálculo era exagerado, por no decir mentiroso o interesado.