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Opinión

La Columna de José Félix Azurmendi (07.02.2015)

Una semana caliente esta fría semana de febrero: Merkel y Hollande con Putin, pillos en 'Podemos', Kutxabak, adelanto del informe sobre torturas...  

Una semana caliente esta fría semana de febrero…

Para los medios de comunicación europeos la noticia del día es la entrevista de Merkel y Hollande con Putin para tratar de evitar sin mucho éxito la guerra total en Ukrania. Para los medios de comunicación españoles la grata gran noticia del día es la demostración de que también en ‘Podemos’ hay pillos. Para los medios de comunicación vascos, la noticia del día, de la semana, y del mes seguramente, es la confesión de Mario Fernández de que, por política de Estado y según norma no escrita para casos similares, le buscó una salida profesional a Mikel Cabieces cuando dejó de ser Delegado de España en la Comunidad Autónoma Vasca.

He de confesar que, a la vista de los datos con que cuento, me parece verosímil que hubiera sucedido en efecto que el popular Alfonso Basagoiti le pidiera ayuda para el socialista Cabieces y que también algún dirigente del PNV estuviera al tanto de la gestión. En las cúpulas políticas las cosas funcionan así y siempre hay algunos más abiertos que otros a este tipo de componendas, siempre hay alguno con más sensibilidad que otros a echar una mano al adversario, que no enemigo. Ya se sabe, los enemigos están dentro de casa; los otros sólo son adversarios. Es Iñaki Anasagasti el que le ha puesto nombre al dirigente del PP que, según Mario Fernández, le pidió que le diera una salida personal a Mikel Cabieces, y encaja bien en la norma no escrita. Lo que no encaja en esa norma es lo que ha venido después.

Me refiero a...

No encajan en la práctica habitual los pasos que ha dado el sucesor de Fernández para aclarar las cosas y denunciar públicamente una práctica irregular sin conformarse con la devolución, que podía haber sido discreta, de lo irregularmente concedido. Mario se siente traicionado, deshonrado, y ha anunciado querellarse en defensa de su honorabilidad. Mario Fernández, que mide bien sus palabras y su discurso ha hablado de contratación “legítima”, que no es lo mismo que legal. Mario Fernández, que es de Deusto, donde el “leísmo” no encaja, ha dicho textualmente que “le dejé [Kutxabank] siendo el banco más solvente de España”, y sólo cabe la deducción que se lo dejó al actual Presidente de la institución y que sus dardos hacia él apuntan.

La pregunta más obvia en este ‘affaire’ es por qué devolvió Fernández el dinero desviado al ex Delegado del Gobierno si no había nada irregular en el contrato que se firmó con él mediante un bufete amigo y por qué lo hizo de su propio peculio. No es difícil deducir que esa contratación no tomaba en cuenta los conocimientos del contratado y que se trataba en realidad de una subvención por tiempo indeterminado en atención a los servicios prestados en la lucha antiterrorista. Otra pregunta obvia: ¿por qué ha dimitido de cargos y militancia en el PSE-EE Mikel Cabieces si no tiene nada de qué avergonzarse?; ¿por qué esa insistencia de Idoia Mendia en subrayar que el partido que dirige nada tiene que ver y que se trató de un asunto personal? Hay muchas preguntas, no todas retóricas, en este asunto, que no ha hecho sino empezar.

Ayer se conoció un adelanto del Informe sobre Torturas encargado por el Gobierno Vasco

El prestigioso médico forense Pako Etxeberria coordina, por encargo del Gobierno que preside el lehendakari Urkullu, una investigación sobre la tortura que, transcurridos unos pocos meses, arroja un primer censo de 3.587 casos, individualizados, documentados, denunciados, entre los años 1960 y 2013. “Yo declaro y dejo constancia de que fui torturado”, afirman los denunciantes, entre ellos un sacerdote que ha proporcionado un extenso dossier que Etxeberria ha aireado ante los medios de comunicación. Ha adelantado éste que a la vista de la información que manejan se puede afirmar ya que la tortura no fue algo esporádico, lo que sólo a los distraídos y a los interesados ha debido tomar por sorpresa.

He de confesar que me parece muy loable un intento que va recibir disparos desde todos los lados, pero no puedo dejar de constatar mi escepticismo sobre sus resultados, porque si algo tiene la tortura de universal es que se hace al amparo y al servicio del poder y con garantías para que sean indemostrables, salvo fallos flagrantes que se reconocen como excepcionales.