Sabatina
La columna de José Félix Azurmendi (22/10/2016)
Reflexiones sobre la nueva etapa que empieza tras la constitución del nuevo Parlamento Vasco y lo acontecido esta semana.
Ya tenemos nuevo Parlamento vasco, empieza una etapa nueva
Se ha constituido el nuevo Parlamento vasco bajo la presidencia amable de Bakartxo Tejeria, que se ha hecho acompañar para la ocasión de su marido y sus cuatro retoños: el abuelo paterno, aquel Labaien tan amigo de los gestos y la teatralización, hubiera disfrutado mucho con la escena. Escenificación también en la entrada de las representantes de la izquierda independentista encabezando su grupo, como anuncio del protagonismo que las mujeres van a tener en esta cámara. Actores nuevos para un tiempo que la presidenta ha anunciado como el del diálogo, ausencias y presencias significativas, saludos entre pasillos de un Otegi abordado por Oyarzabal, que la voz en off ha explicado como el interés del popular por la operación a la que habría sido sometido recientemente el obligado hombre entre bambalinas.
Ha intentado el portavoz del PP que toda la troupe se retratara ante la Constitución, pero la mesa provisional ha sabido evitarlo, para que nada empañara el buen clima reinante. No ha faltado tampoco la tímida protesta del PP por no habérsele hecho un hueco en una Mesa en la que ya se ha visto el primer detalle de la sintonía entre el PNV y el PSE con la que arranca esta etapa. Dos veces ha habido que elegir por sorteo quién iniciaba la votación, y en ambas ha sido el representante de EH Bildu por Araba Mikel Otero el agraciado, como si también el azar quisiera felicitarse por su presencia. Ahal dugu Podemos, la auténtica novedad, ha tomado discreto asiento en la Cámara, no han sido objeto preferente de los medios de comunicación.
Ha sido también ésta, semana de aniversarios
Han intentado algunos solemnizar sin demasiado éxito el quinto aniversario de la declaración de Aiete y del abandono de las armas por parte de ETA. No es nada probable que las renovadas reuniones entre Representantes del Foro Social Permanente y el Grupo Internacional de Contacto con este motivo vayan más allá de declaraciones de buenas intenciones y lamentos por el inmovilismo del Ejecutivo español. Pocas dudas hay de que no será así como se ponga fin a su cruel política penitenciaria. No está en manos de las instituciones y los agentes sociales vascos el resolverlo, pero sí el denunciarlo con más vigor, movilizarse, hacer tomar conciencia de que es el de los presos un problema que a todos atañe, al que hay que dar salida urgente para una convivencia normalizada.
Deberían ser los dirigentes vascos del PP los más interesados en explicar a sus compañeros en Madrid que les está resultando imposible sostener ante la sociedad vasca esta política penitenciaria, que están perdiendo la solidaridad social que ganaron cuando eran víctimas, que también eso explica su debacle electoral. Y en este punto, el Parlamento vasco, con la incorporación de una fuerza nueva como Podemos, con importante asiento en todo el Estado, tiene mucho que decir.
Dice el PP que cuando ETA se disuelva eso cambiará
No parece que ETA esté ya como para que se le exija nada, pero sí a la izquierda abertzale, que tiene en esto mucho que decir y bastante que explicar, al margen de lo que hagan y digan los demás. Hemos oído estos días a representantes de la izquierda abertzale, a vueltas una vez más con el relato, defender que el abandono de las armas por parte de ETA fue unilateral y no porque estuviera derrotada. Y para demostrarlo han recordado el atentado con coche bomba contra el cuartel de la Guardia Civil de Burgos y las muertes de dos agentes en Mallorca. El argumento, de muy difícil digestión, es innecesario además si se defiende la unilateralidad de la decisión.
Hay mucho de qué hablar todavía, y la de la inmunidad parlamentaria puede ser una buena protección a favor de la verdad, así sea unilateral.