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Sabatina

La columna de José Félix Azurmendi (07/01/2017)

Reflexiones para el año que estrenamos.  Fallecimiento del ex presidente del Parlamento vasco Joseba Leizaola

Tx. Estrenamos año. ¿Estrenamos algo más?

JFA. Dos sábados y dos semanas han pasado desde que conversamos la  última vez. En medio, la Navidad, la Noche Vieja, el arranque de Año Nuevo, los Reyes, con sus comilonas, sus excesos, sus rituales, y sus Loterías, que deberían tener su día en el de Inocentes, que deberían hacer de él santo y seña. Fue Manolo Vázquez Montalbán el que dijo que la Liga Nacional de Fútbol y las Loterías Nacionales hacían por la unidad nacional española mucho más que la Constitución, la Monarquía y la Guardia Civil, y como que no exageraba. No somos muchos los militantes anti-loteros, y somos conscientes, además, de que llevamos todas las de perder.

Sin ninguna esperanza de que sirva de algo, llamo la atención sobre la propaganda gratuita que los medios de comunicación, también o sobre todo los públicos, realizan de cuanto sorteo se pone en circulación, dando por supuesto que los beneficios que generan se destinan a buenos fines. Recientemente se han generalizado por añadidura nuevos tipos y artilugios de apuestas, al alcance de todos, como si el juego fuera algo simplemente lúdico, inocente y social, que contribuye a generar ilusión y, en ocasiones, siempre muy jaleadas por los medios, a salir de abajo a los más necesitados.

Finalizado el año en el que el Gobierno vasco había profusamente recordado los ochenta años de la constitución del Gobierno presidido por José Antonio Aguirre, al lehendakari Urkullu le pareció oportuno recordar el ochenta aniversario del asalto a las cárceles de Bilbao en las que fueron asesinados 224 presos cuya integridad debieron haber salvaguardado las instituciones de aquel primer Ejecutivo vasco. Le pareció oportuno asumir una autocrítica por aquellos desgraciados hechos en nombre de las instituciones democráticas, con la esperanza seguramente de que también otros se animen a autocriticarse. No le van a faltar ocasiones  a lo largo del año para recordar aniversarios de hechos dolorosos y criticables; no le extrañará que hayan sido muchos los que han pensado con ocasión de su gesto que hay ahora mismo otros presos de motivación política en condiciones muy preocupantes.

Tx. La historia y el relato ganan protagonismo entre nosotros

JFA. La historia y el relato se hacen presentes una y otra vez. La historia silenciada o mal contada que se hurtó a la Transición política: las historias que se ocultaban porque se temía que pudieran favorecer el relato exculpatorio de la violencia y el terrorismo. Hace unos días hemos tenido un ejemplo más. El subcomisario José Amedo ha publicado un documento calificado de extraordinario interés por el diario El Mundo, que los demás medios han optado por desconocer y silenciar. Lo iniciaba proclamando que la Historia no hay que olvidarla, se arrepentía luego por su participación en el GAL y pedía que el Estado asumiera su responsabilidad, con lo que se contribuiría a su juicio al desarme y la disolución de ETA.

Para sus argumentos y conclusiones echaba mano de las resoluciones del Pacto de Ajuria Enea, las públicas y las reservadas, recordaba los intentos de pactar con ETA de todos los Gobiernos, reconocía que gran parte de la sociedad vasca considera que el origen de ETA es político y pedía igualdad de tratamiento para las víctimas de ETA y los GAL, porque el dolor que se causa es el mismo. Se mostraba partidario de acercar a los presos etarras desvinculados de la banda, entre ellos los enfermos y los ancianos, y concluía su acto de contrición diciendo que ser capaz de perdonar es un regalo para uno mismo. Es imposible no tener presente la catadura del personaje a la hora de interpretar el escrito, pero ¿era suficiente explicación para el silencio general que se ha hecho en su derredor?

Tx. Ha fallecido el ex presidente del Parlamento vasco Joseba Leizaola

JFA. Ha muerto un niño vasco del exilio de la guerra, criado y hecho en Venezuela, que no es por cierto un país centroamericano, como se ha podido leer en una necrológica. Que regresó a Euskadi a tiempo de dejar constancia con su cámara Super-8 de algunos de los desmanes del último franquismo. Fue un hombre sencillo, afable, amigo del acuerdo. Llevaba un apellido ilustre en el nacionalismo vasco. Era hijo de Ricardo, hermano de Jesús María, el lehendakari que tomó el relevo muy a su pesar a la muerte de José Antonio Aguirre.

Me ha extrañado, por cierto,  en este año recién consumido, lleno de recordatorios a Aguirre y su obra, que nadie se haya preguntado por las razones de que siga enterrado en el cementerio de San Juan de Luz.