Opinión
La columna de José Félix Azurmendi (27/01/2018)
Reflexiones sobre las sopresas e incertidumbres de la crisis catalanay sobre las declaraciones de David Pla (preso en París presentado como responsable de ETA) a la periodista frencesa Marie Malzac
Tx. Una semana más, la crisis catalana depara sorpresas y alimenta incertidumbres
JFA. De la crisis catalana solo voy a comentar algunos aspectos colaterales, que los de fondo deberemos abordarlos necesariamente en las próximas semanas, porque ahora es cuando llega el desenlace, o uno de los desenlaces al menos. Hay una serie televisiva danesa de mucho éxito entre los políticos, Borgen, en la que Carles Puigdemont debió estar pensando cuando decidió elegir a Copenhague para dejar nuevamente en evidencia al Gobierno español y su Justicia: si se decide una nueva temporada, ya tiene el guionista materia para un capítulo, que no es en Dinamarca precisamente donde huele a podrido.
La vicepresidenta del Gobierno central, Soraya Sáenz de Santamaría, que estrenaba gafas en la comparecencia, ha tratado de explicar la necesidad de una impugnación preventiva contra Puigdemont que ni los más adictos juristas son capaces de argumentar. El ex dirigente socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, amparándose en una fuente secreta, se ha superado a sí mismo y su fama maquiavélica al defender que son los mismos independentistas los que quieren que el Gobierno les haga el trabajo sucio de quitar de en medio al president. Ha reaparecido también en escena con este motivo aquel juez de éxito en Bilbao, luego biministro de Interior y Justicia, Juan Alberto Belloch, para decir que desde el punto de vista de la Justicia lo del Gobierno español no tiene pase, pero que políticamente se justifica, que es lo que con manifiesta incomodidad ha defendido también la que fue su mujer de confianza, Margarita Robles, al decir que están con el Gobierno pero sin olvidar el Derecho.
Pero nadie como Rosa Díez en esto de defender España: “hoy ser español es revolucionario, y proclamarlo, arriesgado, porque si lo dices te llaman facha”, ha dicho en un foro tenido en Madrid entre afectos de postín. Ella, que se ha confesado “vecina de Euskadi y ciudadana de España”, tuvo claro hace años ya que en Catalunya había que intervenir sin complejos y cortar de raíz el mal. Si preciso fuera, por el bien de España, todo parece indicar que así se hará.
Tx. El presidente del Parlament ha anunciado que recurrirán al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo si el Constitucional lo interviene
JFA. En dos ocasiones, ante Bélgica y con ocasión del viaje a Dinamarca de Puigdemont, ha quedado en evidencia que el juez que instruye su caso es consciente de que sus argumentos se tambalearían en instancias europeas. A nadie debe extrañar pues que se piense en recurrir a Estrasburgo y un Tribunal del que, si el escándalo que por presumiblemente homofóbicas han producido algunas ideas suyas no lo impide, estará en representación de España la donostiarra María Elósegui. Se trata ésta de una intelectual poco convencional, como ella misma lo ha aceptado, de convicciones firmes y manifiestas, necesariamente polémicas, que en la persona de una representante de los derechos humanos europeos son más que discutibles.
La polémica se ha centrado en sus teorías sobre homosexualidad, transexualidad, patologías, pero no son menos significativas las que ha venido defendiendo, por ejemplo, sobre la enseñanza religiosa en la escuela pública. Ha dicho ella en su defensa que la teoría que mantenga es indiferente, porque tiene que aplicar el convenio europeo y la normativa vigente con independencia de lo que ella piense, pero los problemas de conciencia y su afectación a los comportamientos son a tener muy presentes cuando las convicciones religiosas son tan profundas y concretas, como parece ser el caso. También sobre la convivencia de identidades distintas ha desarrollado María Elósegui no poca teoría. Se trata de un interesante asunto a seguir de cerca.
Tx. Esta semana hemos conocido declaraciones también de un representante cualificado de ETA
JFA. Ha sido la periodista de “La Croix” Marie Malzac, especializada en asuntos precisamente religiosos, la que se ha puesto en contacto telefónico con David Pla, preso en París presentado como responsable de ETA, y ha conseguido declaraciones que a algunos han parecido escandalosas, porque dice que no reniega de nada de su pasado, que no es exactamente lo mismo que decir que no se arrepiente de nada, como se ha traducido. La periodista ha titulado la pieza como “el realismo de un adiós a las armas”, que resume con acierto el fondo de las declaraciones y la razón por la que habría renunciado ETA a las armas, que no habría sido por cuestiones morales ni porque no tuviera capacidad de seguir golpeando, sino -en palabras textuales de Pla- porque había que “salir de la espiral impuesta por el Estado español, que nos reducía a un grupo violento”.
No es desde la cárcel y por teléfono el mejor modo de explicar cuestiones sobre las que ETA debe explicación especialmente a la sociedad vasca, pero bienvenidas sean si adelantan la voluntad de hacerlo en breve con más rigor y representatividad.