José Félix Azurmendi nos relata su crónica de Euskal Herria

Tx. Una semana de trabajo corta, una semana rara

JFA. Llevo cuarenta años comentando de una u otra forma, en un formato u otro, esta curiosa triada de la Constitución, la Inmaculada y la Azoka de Durango, en forma de puente con tres ojos.  Procuro cada año encontrarle algo nuevo, que sea noticia, y no siempre es fácil.

La primera vez que cubrí la Azoka –cubrir es un término que se usa en la profesión y se presta a más de una interpretación- lo hice en la veterana plaza del mercado de Durango, armado de una grabadora de época y con la emoción de quien se asomaba a algo nuevo y sorprendente. La Feria del Libro y Disco vascos empezó en el pórtico de Santa María en el que tenían puestos permanentes la “marchanteras” y pasó luego a la plaza del mercado, hasta que se hizo con aposento propio en Landako. También para los gestores de la Feria, para Gerediaga Elkartea, es una preocupación permanente que la Feria siempre sea novedosa, y lo consiguen casi siempre.

La Inmaculada Constitución, que es como la llamó José Bergamín, ya no lo parece tanto, a pesar de los esfuerzos de los gestores del sistema y sus altavoces, que siempre encuentran argumentos para defender que no es el momento para abordar cambios de calado. En la celebración de este año, el Parlamento se quedó pequeño, y eso que faltaban allí no pocos vascos y catalanes. Había allí dos reyes por primera vez, con un aspecto malísimo el emérito, y viejas y nuevas glorias del parlamentarismo apretujadas e incómodas: no había representación policial, lo que al ministro Marlaska le pareció muy mal. De lo que allí se dijo nadie debe acordarse hoy.

Tx. ¿De qué se acordarán hoy?

JFA. Más que hablar están dando los resultados de las recientes elecciones autonómicas en Andalucía, la irrupción de una fuerza política encabezada por un líder criado en Amurrio, en las ubres siempre del Partido Popular y sus instituciones. A lo largo de esta corta semana laboral, politólogos y analistas se han esforzado por explicar Vox, como si se tratara de algo sorprendente, como si fuera la manifestación tal vez de un fenómeno que ya se había dado antes en otros países de Europa. Si se repara en la biografía de Santiago Abascal, en la de su progenitor y sus antecedentes, no es difícil concluir que se trata más bien de algo que siempre estuvo ahí, que de involución nada, que en todo caso, clarificación, y oportunismo por parte de unos líderes descarados que han dado con el momento oportuno para entrar a caballo en escena. Por cierto, la afición por los caballos le viene al hijo del padre, y hay que reconocerle que para un caudillo no hay mejor pedestal.

Vienen meses de gran agitación política en nuestro entorno, de elección en elección; vienen meses de una clarificación política imprescindible en un escenario complicado, en el que el Procés catalán se ha convertido en el proceso al régimen todo del 78.

Tx. Entramos en la semana que deberá aprobar los Presupuestos vascos

JFA. Hasta el último momento no se va a saber si la izquierda abertzale apoya o no los Presupuestos del Gobierno vasco. Según a quién se oiga, la cosa parece más o menos hecha, cada quien representa su papel en el Gobierno y en los partidos concernidos. El personal, entre tanto, como si la cosa no fuera con ellos. Sí va con ellos, y lo hacen saber, cuando se producen actuaciones como la de ese tribunal que ha ratificado que lo de la Manada solo fue abuso. Una vez más, el feminismo ha reaccionado de inmediato, ha salido a la calle y ha demostrado su pujanza. Ahí siguen también, firmes, las movilizaciones de los pensionistas, que en tiempo de elecciones se harán sentir con más fuerza.

Y ahí están las para el sistema inquietantes movilizaciones en ese Estado francés tan cercano y tan ausente para muchos aquí, que nadie acierta a desentrañar, que retrotraen a antiguas batallas con la calle siempre de protagonista.