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Crónica de Euskal Herria

José Félix Azurmendi nos relata su crónica de Euskal Herria

José Félix Azurmendi analiza la actualidad en su crónica de Euskal Herria

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Tx. Última colaboración de este curso, tiempo de balance obligado

JFA. Parece obligado, en efecto, echar la vista atrás y reparar en el curso que hoy cerramos en esta ventana de los sábados. Lo primero que se me ocurre es que han sido meses llenos de consultas electorales y de juicios. Han sido muchas semanas de votos y vetos, y de velos que se han descorrido para llegar a la conclusión una y otra vez de que siguen pesando en el Estado español las carencias de una Transición menos modélica de lo que se pretendió, de que lo conocido como régimen del 78 hace aguas en su pretendido proyecto autonómico asimétrico, en su monarquía nunca democráticamente revalidada, en un relato lastrado por ese punto final a la española que amnistió a los herederos y beneficiarios de la dictadura y pretendió amnesiar a la sociedad.

En estos meses, la rebelión de buena parte de la sociedad catalana -que lo fue, si bien pacífica- ha puesto contra las cuerdas al Estado como ningún otro asunto antes. El silencio, la desaparición de la violencia de ETA ha contribuido también a poner el foco en el centro del problema y a visibilizar la incapacidad de las instituciones para encauzar su solución en parámetros, además de democráticos, razonables. El conflicto catalán ha estado presente en las consultas electorales, y también ha estado la sombra de ETA, en la medida en que a determinados agentes políticos les interesaba para sus fines. Ha sucedido así con la extrema derecha de Vox, pero también con PP y Ciudadanos, cuando forzaban argumentos que en Euskadi resultaban inexplicables y han contribuido con toda seguridad a la menguante representación de la derecha española entre nosotros.

La Administración española siempre supo, incluso cuando Euskadi ardía, que el verdadero problema para su proyecto unitario de Estado era Catalunya, y así lo hizo saber Felipe González en más de una ocasión, también en aquella en la que dijo que no le temblaría la mano a la hora de intervenir con la Brunete para cortar cualquier veleidad secesionista en ese país. Hoy los tanques no son necesarios ya a estos efectos, basta con la Guardia Civil, los jueces y los medios de comunicación.

Tx. Has dicho medios de comunicación

JFA. Los medios masivos de comunicación siempre han sido agentes activos en política, siempre han representado y acompañado intereses concretos y partidarios, pero pocas veces como en esta etapa de la política española las empresas y no pocos de sus profesionales lo han hecho de manera tan burda y descarada. Hemos asistido esta semana, por ejemplo, a un espectáculo bochornoso para la profesión a propósito de la entrevista que el Canal 24 horas de Radiotelevisión Española programó con Arnaldo Otegi. Lo que en Euskadi es normal y habitual, sin escándalo para nadie, buena parte de los medios españoles lo han convertido en noticia y lo han vendido como inmoral, elevándolo a extremos ridículos e incluso contraproducentes para sus fines.

La entrevista a Otegi en el Canal 24 horas me pareció penosa por las protestas previas, por las disculpas innecesarias del canal, por la torpeza de entrevistadores, y también de Arnaldo, a quien se le han conocido mejores noches. Ni formato ni documentación se salvaron. Para colmo, el conductor, es un decir, no se había enterado de que hasta los historiadores contratados por el Ministerio del Interior del Partido Popular habían reconocido la víspera que ETA empezó a matar en el 68, y no en el 60, como Ernest Lluch se había empeñado en demostrar partiendo de una interpretación retorcida de lo que el obispo auxiliar de San Sebastián había dicho. Quiso Lluch aportar un histórico dato a la idea de que nunca hubo una ETA buena, una ETA que hubiera contribuido a desbaratar los planes de Franco al acabar con Carrero, una ETA que solo se hizo terrorista después. Pero no han sido sus seguidores los únicos interesados en sostener que ETA recurrió desde el principio a atentados terroristas, que fue terrorista desde el principio, que nunca se pudo justificar, que nunca debió existir. La dirección de la propia izquierda abertzale parece sentirse en el fondo más cómoda con este análisis que con el que le obligaría a tener que reconocer que la deriva de la estrategia político-militar del MLNV tiene fechas, plazos y responsables.

Hemos conocido un Otegi más lúcido que el del otro día y para justificar su relativa torpeza se puede apelar a la incomodidad del formato, a dificultades de audición, y a un problema con el orificio izquierdo de su nariz que le persiguió todo el tiempo. Otegi tiene además una vieja deuda con las conjugaciones verbales castellanas, que por lo visto ningún asesor se lo ha explicado y que desmerece de su vasta cultura, adquirida en buena medida a la sombra, es decir, en prisión. Me pareció que el conductor del programa trató de cumplir su cometido con cierta dignidad, atendiendo a las circunstancias, pero sus acompañantes dejaron mucho que desear, incluso desde la perspectiva inquisitoria que se les suponía. Suele suceder.

Tx. Y para terminar, ¿qué verano nos espera?

JFA. Un verano políticamente muy activo. Pedro Sánchez aspira a ser investido presidente en julio, porque dejar las cosas para septiembre es de malos estudiantes, y amenaza con nuevas elecciones si no hay acuerdos para ello. A los políticos navarros les van a coger los sanfermines muy atareados imaginando el futuro del gobierno de su comunidad. A los de la Comunidad Autónoma Vasca, en sus diferentes instituciones, les esperan unas vacaciones apacibles, una vez que el PNV y su socio lo dejen todo atado, bien atado, o bien aplazado. Para el otoño queda la sentencia del Procés catalán y sus consecuencias. No será un rentrée sencilla.

 

 

 

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