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CRONICA DE EUSKAL HERRIA

José Félix Azurmendi comenta la actualidad política, por séptima temporada

La situación política con la formación de gobierno en España, la próxima sentencia del proces o el Brexit son comentados por Azurmendi

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Ha sido este verano que agoniza un tiempo sin esas serpientes que los medios de comunicación suelen airear para sustituir la falta de verdaderas noticias y llenar sus espacios. Ha sido este verano que agoniza -bueno para los tomates por lo que veo- un tiempo sin serpientes y sin esas tormentas, inundaciones e incendios que sí se han dejado sentir cerca de nosotros con una excepcional virulencia. Un verano apacible que la incertidumbre política que nos rodea no ha sido suficiente para alterarlo, en que tampoco el apocalíptico anuncio del delegado del Gobierno de España en Gasteiz sobre la amenaza del regreso de la violencia tuvo el menor efecto: ya llegará el otoño, y ya nos preocuparemos entonces, parecería haber sido la consigna.

¿Hay motivos de preocupación?

Sin duda. Y no solo por la política española, tan desconcertante, tan inmadura, tan aburridora. No ha habido serpientes este verano, pero sí un mareo de perdiz entre dirigentes de dos partidos que se necesitan pero no se quieren, actuando al margen de sus bases y de sus votantes. Si algo ha quedado claro en este serial entre socialistas y podemitas, y al margen de cómo acabe, es el desprecio por la gente, y también la pasividad de esa gente, tal vez por culpa del verano. Ha quedado claro también que es más fácil coaligarse con el que no es de la familia, que con quien se comparten objetivos y se disputan votos, y en Euskadi algo sabemos de esto. Ha quedado claro así mismo el desprecio por la opinión pública y la devoción por los asesores, las encuestas, los tacticismos.

Nadie con dos dedos de frente se puede conformar para entender este enredo con la explicación de que sus dos líderes se llevan mal. Si Pablo Iglesias y los suyos creían desde siempre que Pedro Sánchez y los suyos nunca quisieron un acuerdo, como muchos pensamos, se explica todavía peor la estrategia por ellos empleada. En algún momento traslució que Sánchez temía la posición de Unidas Podemos ante la sentencia del Procés, que se anuncia para las próximas semanas y que para el Ejecutivo español no debe ser totalmente desconocida. Ante los anuncios de crisis económica y preocupantes efectos del Brexit y las locuras de Trump, ha podido pensar también el presidente que no era la de Podemos la compañía que más le convenía. ¿Explica ello todo este enredo? Seguramente, no.

Y de la política de los nuestros, ¿qué subrayarías?

Subrayaría el relevante papel que los dirigentes del PNV están jugando como moderadores de la política propia y ajena. La crisis de una Eusko Alkartasuna disminuida incapaz de diseñar su futuro y encontrar su razón de ser en el actual paisaje. La comodidad de EH Bildu a la vera de ERC. La incomodidad de Unidas Podemos con la estrategia de su líder. Y algo más que incomodidad la de un Partido Popular en el País Vasco con los nuevos dirigentes de su partido en España cundo ponen en cuestión la foralidad, cuando le hacen un hueco en la dirección a Maroto tras inscribirlo como castellano, cuando invitan a Rosa Díez a sumarse a su causa y a su casa. Subrayaría también que en Nafarroa, tratada como cuestión de Estado, hay un Gobierno que se ha constituido y ha echado a andar, tras superar toda suerte de impedimentos y presiones.

Y, entre tanto, los jóvenes de Altsasu, en prisión: ¡no es extraño que Bernardo Atxaga, al anunciar que ya ha escrito su última novela, anuncie que se va a dedicar a ahora a otras tareas y que lo de Altsasu va a estar en el centro de sus reflexiones!

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