El caso"De Miguel"y la crisis baskonista empañan el ambiente pre-navideño

La sentencia del denominado caso “De Miguel”, que inicialmente comenzó siendo el caso Miñano, ha convulsionado la opinión pública.

 Los argumentos con los que se construye la única verdad judicial hasta el momento son demoledores, al confirmar la  existencia de asociación ilícita para el cobro de comisiones y ratificando delitos de cohecho, blanqueo, malversación, tráfico de influencias, falsedad documental y prevaricación.

  La sentencia no es firme, porque es recurrible ante el Supremo, pero el  contenido  sobre el que se sustentan las penas de cárcel, especialmente, por ejemplo,  los 34 años y cuatro meses para cuatro de los 26 procesados, todos ellos ex dirigentes o ex-militantes de PNV, revela una gravedad ante la que nadie ha permanecido indiferente.

 El lehendakari, Iñigo Urkullo, y el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, reaccionaron con prontitud;  fueron los primeros en hacerlo, pidiendo perdón, reprobando la actitud de los condenados y desvinculando al partido de lo que han sido, según sus declaraciones, comportamientos individuales. El presidente del Araba Buru Batzar, José Antonio Suso, se sumó a esta línea argumental en una entrevista en R. Vitoria, defendiendo también la contundente actuación del PNV cuando estalló el escándalo hace ahora prácticamente diez años.

 La elogiada celeridad jeltzale  en  la reacción no ha evitado los reproches desde la oposición. Las críticas más duras han venido desde las filas de Eh-Bildu y del PP.  Ambos han coincidido en la necesidad de que se asuman  responsabilidades políticas, aunque con matices distintos. Los soberanistas de izquierda apuntan directamente al Partido Nacionalista Vasco. No se creen que el PNV no supiera absolutamente nada de lo que estaban haciendo algunos de sus destacados dirigentes y aseguran que la corrupción no es  una excepción y que forma parte del oasis vasco de los partidos sistémicos. El PP, sin embargo, ha preferido poner el foco en el propio lehendakari, recordándole que su partido- el PNV- se unió a la moción de censura que lideró Sánchez para desalojar a Rajoy.

 Los socialistas han valorado el papel de los jueces y evitado las críticas al PNV mientras que  Podemos, que no tenía representación hace diez años, ha repartido críticas a todos; a los que estaban en el gobierno por su indiferencia y a los de la oposición por no controlar.

 La audiencia Provincial, de momento, ha dejado en libertad a los principales condenados, hasta que se resuelvan los recursos. Cabe recordar que ha habido un considerable número de absueltos, 11 de 26, y que algunos de ellos han visto vulnerada su privacidad, cuestionada injustamente su honestidad e imagen pública  sin que nadie ni nada lo pueda ya arreglar. En estos términos se ha expresado el que fuera Viceconsejero de Cultura, Gurtuz Larrañaga, que ha criticado la desproporción de las penas. El que fuera director del Departamento, eso sí, ha sido condenado a siete años.

   No sólo ha sido sólo una semana crítica en el mundo político,  y  no digamos en otros ámbitos como el judicial, sino también en el deportivo. Alavés y Baskonia atraviesan por momentos delicados. Preocupan más las señales de navegación que dan los equipos que su posición real en la tabla clasificatoria.

 La más preocupante es la de los baskonistas que atraviesan por una de las crisis más graves que se recuerdan en los últimos años. El relevo en el banquillo azulgrana, cerrando el tercer ciclo de Velimir Perasovic como entrenador en Vitoria, ha sido la primera consecuencia. Las abultadas derrotas de las últimas fechas en Euroliga y unas paupérrimas estadísticas evidencian un equipo con un grave cuadro clínico, que necesita urgentes medidas de revitalización, si quiere ser competitivo a nivel continental y no perder la opción de entrar la final de copa que se disputará en Málaga a mediados de Febrero.

 Los albiazules tocaron fondo el pasado martes al caer eliminados de Copa en Jaén en un lamentable espectáculo. Hoy cierran el año visitando al Barcelona en el Camp Nou. Los de Asier Garitano tienen luego un paréntesis de descanso hasta el primer fin  de semana para reconducir una trayectoria que ha ido empeorando desde la victoria a domicilio en Eibar. Pero eso será ya en el próximo año.