Crónica de Araba
Preocupacion creciente por la evolución de la pandemia
JB
Tiempos de aflicción. Repasamos los datos, observamos el entorno y contenemos la respiración. El baile de cifras aturde. Los registros de la pandemia preocupan extremadamente.
No alarman, tal vez, como los de latitudes más o menos próximas, pero inquietan. Si algo ha demostrado la covid-19 es que nadie puede aislarse ante un fenómeno global de insidiosa y fulminante transmisión. No hay que destacar nuevas medidas restrictivas en las próximas horas.
La propagación en Alava no se ha disparado gravemente, al menos de momento. La situación en las Residencias ha mejorado. La tensión hospitalaria está bajo control y hay equipamientos de protección garantizados para los seis próximos meses. La tensión, sin embargo, persiste en atención primaria y hay, eso sí, una tendencia creciente en la tasa de contagios, que obliga a los ciudadanos a mantener todas las medias preventivas de higiene y distanciamiento social. El Coordinador del Plan de Vigilancia de Casos y Contactos de Covid 19 de Osakidetza, Ignacio Garitano, lo ha vuelto a recordar encarecidamente. Lo ha hecho en un tono con el que viene a decir que el que avisa no es traidor. La administración sigue intensificando rastreos y cribados, porque estamos ante una pandemia que interpela permanentemente a los ciudadanos en sus comportamientos individuales y a los responsables públicos en sus decisiones.
En el terreno económico el descenso de la recaudación será menor del inicialmente previsto, aunque eso no impedirá que el desplome sea histórico. Los ayuntamientos recibirán 20 millones del último pago del Fofel, un reintegro que ha estado en peligro. Diputaciones y Gobierno Vasco han anunciado, tras el Consejo Vasco de Fianzas, que acudirán a la deuda para equilibrar unos presupuestos expansivos, orientados a la reactivación económica y a la recuperación del empleo perdido.
Se trata de hacer frente a la fotografía de una economía global que sigue proyectando la peor recesión desde la Gran Depresión. El informe del Fondo Monetario Internacional de esta semana dibuja, además, un panorama especialmente desolador para España. Un desastre económico mayor que el de cualquiera de los países de su entorno y del que también le va a costar más recuperarse. Esta crisis debe ser vista como una depresión económica y la duda es cuánto durará, asegura el presidente del Banco Mundial, David Malpass.
El presidente del Foro Económico Mundial, el alemán Klaus Schwab, en un reciente artículo sobre el capitalismo post-Covid, defiende un gran “reseteo”; un res reinicio de las políticas y economías. Una reevaluación con mente abierta porque -asegura- el fundamentalismo del libre mercado ha erosionado los derechos de los trabajadores y la seguridad económica; ha desatado- añade- una carrera desregulatoria hacia el fondo y una ruinosa competencia impositiva; y ha permitido- afirma- el surgimiento de nuevos monopolio globales gigantescos. Son palabras del fundador del Foro Económico Mundial, que se reúne anualmente en Davos, no de ningún líder alter-mundialista al otro lado de la valla.
La directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Giorgieva, alejada de la ortodoxias más férreas por las que se caracterizó en otros tiempos, pide ahora a los países que gasten todo lo que puedan. Ante la depresión busca refugio en la literatura y parafraseando al poeta ruso, Apollon Máikov, recuerda que “cuanto más oscura es la noche, más brillan las estrellas”. Y así nos ha pillado, en tiempos de aflicción, repasando los datos, observando el entorno y conteniendo la respiración, mientras miramos al firmamento a ver si en la vía láctea aparece una constelación de estrellas en forma de vacuna o fondos de reconstrucción que iluminen el camino. Afloren antes o después, autoridades sanitarias y académicas coinciden en señalar que no podemos relajarnos para que cuando lleguen estemos preparados.