PERSONA / PERSONAJE
Erlantz Izuria, el comerciante resiliente
Txerra Díez Unzueta entrevista Erlantz Izuria, un joven gasteiztarra que regenta un pequeño comercio de alimentación desde hace cuatro años.
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Nuestro invitado es joven, con 30 años está en la edad perfecta para ser un kamikaze. Y prueba de ello es el proyecto en el que anda embarcado: ser autónomo y tener un pequeño comercio. Toda una hazaña en tiempos de pandemia. “A mí nadie me ha regalado nada”, ha dicho tajante. Lo dice alguien que sabe que lo que ha conseguido en la vida ha sido porque lo ha peleado.
A Erlantz se le ve seguro, y de hecho habla con seguridad, como si la vida le hubiese hecho madurar rápido. En cuatro años ha conseguido que su comercio se consolide, sólo con trabajo, esfuerzo y muchos madrugones a las cuatro de la mañana. Los clientes, la familia, trabajar con su ama, son los pilares, los motivos que le hacen seguir adelante. “Estamos más preocupados en criticar al de al lado que en construir lo nuestro”, ha reflexionado.
Hablar del comercio pequeño es su bandera. Lo defiende a capa y espada, por ser motor de la ciudad, el que da vida a nuestras calles. El confinamiento acerco a muchas personas a estos pequeños comercios: les demostró que en los tiempos duros estaban ahí. Ocho meses después, la pandemia sigue pero mucho de esos clientes han vuelto a las grandes superficies.
De los pecados capitales, ha reconocido que es temperamental: cualquiera lo diría, la imagen que proyecta es la de alguien tranquilo y templado.
Cuando habla de su ama, sonríe, no cuesta percibirlo tras la mascarilla. Traspasa las fibras de esas caretas que la pandemia nos obliga a llevar. Y a ella le ha dedicado unas bonitas y sinceras palabras, una declaración de amor de hijo a madre… A buen seguro que Ama, esta mañana junto al transistor, no ha podido resistir echar alguna lágrima o al menos emocionarse.
Tiende a salirse de la norma, y eso ha tenido consecuencias. Algunas para bien: le ha permitido construirse así mismo, y ser quien quiere ser.