Iñigo Bastida, una vida dedicada a los belenes

Iñigo Bastida, cincuentañero del 68, ha dedicado buena parte de su vida a los belenes. Una forma de vivir, para transmitir valores, y mensajes que, incluso hoy, están de plena actualidad. Como esa huida a Egipto que bien podría asemejarse a lo que ocurre ahora con los niños en siria.

Recuerda su primer belén, hecho con mucho mismo y con su padre, diseñado con ropas de fieltro y plastilina. Su primer recuerdo es del belén que montaba su abuelo,  volteando una cama,  y colocando sobre él las figuras. De ellas, la que más le gusta, es la del Niño Jesús, porque representa la candidez y la bondad.

La pandemia ha obligado a sacar los belenes de la iglesia del Carmen, una tradición en todas las familias. Pero en cambio, esos belenes que hemos visitado con abuelos y padres, y ahora con hijos, se han trasladado y llevado a 90 escaparates de la ciudad. Una iniciativa que ha llegado para quedarse.

Iñigo Bastida, vitoriano nacido la residencia de Arana, ama profundamente su ciudad, incluso renunció a una buena oportunidad laboral, por quedarse aquí, en una ciudad que es la gran desconocida. No sabemos venderla. No sabemos ser embajadores de la ciudad. No es complejo, es desconocimiento de nuestra propia ciudad.