Caso De Miguel: "Que vayan a la cárcel si han incumplido la ley"

El periodista Ismael Diaz de Mendibil introduce la cuestión de la comparecencia de José María Aznar en una Comisión que investiga la supuesta financiación irregular del PP. El que fuera presidente del Gobierno Español ha dicho que no hay corrupción en el Partido Popular, ni sobresueldos, ni Caja B. No ha escatimado ataques contra Gabriel Rufían, político de Esquerra Republicana de Catalunya, al que ha calificado de representante de un partido golpista o contra Bildu, que ha dicho que es parte de ETA.

Alain Coloma asegura que le preocupa más que el hecho de que no haya pedido perdón el que el PP del presente reivindique al PP del pasado. Igor Goikolea encuentra significativo que cuando le han preguntado por José Couso, el cámara español asesinado de un disparo por el Ejército estadounidense en Irak el año 2003, se haya quedado callado durante 25 o 30 segundos. El colaborador opina que ha ido a hablar sobre corrupción pero igual tendría que haber estado sentado para hablar de crímenes de guerra o de lesa humanidad como los de la Haya.

Coloma afirma que se está hablando de que un partido no solo hizo corrupción sino que, al final, demostró la falta de democracia porque -añade- cuando el dinero compra la voluntad popular, se está atentando contra el principio más básico de la democracia. El contertulio cree que Aznar es un prestidigitador de palabras y piensa que hoy se ha dedicado a echar balones fuera y a atacar lo personal de cada uno cuando el centro de atención era su gestión.

El periodista cambia de cuestión para centrarse ahora en el caso De Miguel y en la declaración de Josu Erkoreka que ha declarado que el Gobierno Vasco va a reclamar hasta el último duro en este asunto. Goikolea explica que si al final los acusados van a reconocer que han sido una trama corrupta de modo colectivo, al PNV se le ponen peor las cosas y en especial a Egibar que defendió su inocencia. Coloma afirma que el tener corrupción es consustancial al género humano pero destaca el comportamiento de los partidos políticos cuando aparece, la necesidad de reconocer que los implicados "eran tuyos y que los nombraste tú". Y termina con la petición de ese reconocimiento y de que vayan a la cárcel si han incumplido la ley.