Exposición fotográfica sobre las pinturas de Ibarrola en el bosque de Oma

Ibarrola realizó estas pinturas a lo largo de casi treinta años. Las imágenes constituyen tanto una reflexión acerca de su trabajo artístico como un reclamo para visitar el propio bosque. El artista bilbaíno, figura destacada de los movimientos artísticos vascos del siglo XX así como activista contra el franquismo primero y contra ETA después, comenzó a pintar los pinos de Oma en 1983 como una terapia personal, como un refugio ante la soledad, sin ninguna aspiración de permanencia. El interés despertado por la obra condujo a asegurar su continuidad. Antes hubo abandono, sabotajes y al final el apoyo de las instituciones.

Para acercar este bosque mágico, llega a Vitoria-Gasteiz esta exposición fotográfica, obra de Teresa Ormazabal. Las imágenes de estos árboles con pinturas miran al arte prehistórico y convierten a los pinos en tótems coloristas. El también artista José Ibarrola, hijo del autor, explica que las fotos son espectaculares pero que el bosque tiene aroma, tiene ruidos, silencios; es un paseo, una experiencia. Para él la fotografía recoge algo de todo eso; no se va a ver un museo, no se va a ver una exposición sino a darse un paseo por un bosque encantado, un bosque mágico.

Las fotografías fueron realizadas en dos años y en distintos tiempos y estaciones. El bosque de Oma, completado el año 2011 como obra artística viva, necesita un mantenimiento y una atención constantes, por ejemplo para evitar las plagas que atacan a los pinos. La exposición está abierta al público hasta el 7 de abril.