ESCRITO EN EL AIRE
'El sistema lingüístico es ineficaz y favorece la discriminación'
El escritor Juan Ibarrondo reflexiona sobre el euskera y si su estudio debería ser gratuito o no. Además, propone vincular el cobro de la RGI al estudio del euskera.
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¿Es el euskera un idioma de ricos? Empiezo la columna de hoy con esta pregunta un tanto capciosa, para agitar un debate habitualmente postergado políticamente y relegado a la letra pequeña de los medios de comunicación. Me refiero a la exigencia de gratuidad de la enseñanza del euskera. Un tema que ponía sobre la mesa Kontseilua esta pasada semana.
Apunta con acierto este organismo euskaltzale, que, hoy en día, aprender euskera en el caso de los adultos supone un desembolso económico que no está al alcance de cualquiera; lo que supone una dificultad añadida a la académica, que como bien sabemos los euskaldunberris, exige buenas dosis de tiempo, constancia y esfuerzo personal.
Por otra parte, no parece de recibo, que si se exige el euskera para acceder a ciertos puestos de la administración, esa misma administración no facilite lo más posible su aprendizaje, incluyendo su gratuidad, pues lo contrario supone una grave discriminación; con la ruptura del principio de igualdad en derechos y deberes del conjunto de la ciudadanía, independientemente de su origen o estatus económico.
Sin embargo, ya desde la educación primaria las posibilidades de aprender euskera son menores para pobres y extranjeros, con un sistema de modelos lingüísticos obsoleto, ineficaz y que favorece la discriminación.
Para los adultos, la brecha social y cultural se amplía para las personas con menos tiempo, que realizan largas jornadas mal pagadas; o para aquellas con algo más de tiempo, pues realizan trabajos temporales o están en paro, pero sin recursos ni una mínima disponibilidad de horarios ordenados: abocados como están a la precariedad laboral.
Algo que, en ambos casos, les dificulta, cuando no imposibilita, el aprendizaje del euskera.
Desde luego, si hubiera voluntad política esto podría cambiar. No parece descabellado -por ejemplo- que además de la gratuidad de la matrícula en los euskaltegis, se vincule el cobro de la RGI al estudio del euskera, al igual que se hace con determinados funcionarios, a los que se les paga el sueldo cuando estudian euskera. O bien ampliar esta práctica a otros sectores de la administración o incluso de empresas públicas…
Si estas propuestas se llevaran a la práctica seguramente la respuesta a la pregunta con que empezamos la columna sería: no, el euskara no es cosa de ricos sino que es la lengua de todas y todos; pero -de momento- mejor que ustedes decidan la respuesta que prefieran.