HISTORIA
La historia de los animales: de Egipcio hasta nuestros días
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El profesor de Historia Moderna de la UPV, Andoni Artola, repasa la evolución de los animales. Desde ser considerados dioses en Egipcio hasta que comienzan a tener derechos.
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Es evidente que, como en cualquier civilización agrícola/ganadera, como era la egipcia había un conocimiento muy detallado de la fauna – que era omnipresente, como sabemos, en la escritura jeroglífica, en la escultura, en la pintura o en el mobiliario.
Los animales eran esenciales en la forma de entender el mundo e incluso los dioses tenían forma animal, pero, ¿eran dioses? No, no hay tal zoolatría oscurantista. No se adoraban animales, sino que los animales (o, mejor, la figura animal) se usaban para explicar lo que era difícil de explicar. Se comparaba el comportamiento de tal o cual especie con tal o cual característica de una divinidad concreta, pero la naturaleza profunda de ésta permanecía siempre inaccesible. Por ejemplo, la diosa Bastet, representada como un gato, era la protectora del hogar, de los niños y de los templos. Pero los gatos no eran adorados como Bastet, sino que se hacía una analogía de la gata que cuida de sus crías con la diosa que cuidaba del hogar.
El animal no es un dios ni es sagrado, sino que fenómenos muy complejos se intentan explicar por analogía con el comportamiento animal. Solamente avanzado el tiempo, hacia el Nuevo Imperio (1.500 a. C.) encontramos animales momificados (gatos, chacales, etc.), como ofrenda o acción de gracias al dios que representan, pero esto tampoco significa que en sí mismos sean adorados. Lo que es claro es que tenían una función religiosa.
En el mismo sentido, los preciosos bestiarios medievales nos trasladan a una forma de entender el mundo relativamente similar, aunque con diferencias. Los bestiarios eran colecciones medievales pobladas de bestias conocidas, como el lobo, el cerdo o el oso; otras lejanas, como el tigre, el elefante o el leopardo, y otras que en principio solamente habitaban en el bestiario, como el dragón, la mantícora (con su cabeza humana, cuerpo de león y cola de dragón), o el unicornio.
Lo animal ocupaba un importante espacio en el imaginario medieval. Pero, ¿qué significaba? En la Edad Media (aunque con matices importantes dentro de los mil años que ésta cubre), el animal era importante en la lectura religiosa del mundo, que crea ya una jerarquía fundamental basada en el relato bíblico: Dios crea los animales, pero Adán los nombra, en un claro signo de autoridad humana sobre el resto de la Creación.
Estas reflexiones tenían lugar en un entorno en el que los animales eran omnipresentes, incluso en las ciudades más importantes. La presencia de los animales al lado de los habitantes de la ciudad era lo más habitual. En un paseo por, digamos, París, uno podría encontrarse con animales exóticos como papagayos, fieras, o monos hasta animales domésticos como aves de corral, gallos, cerdos (que causaban un hedor que hoy no soportaríamos) o perros, cuyas mordeduras eran una preocupación constante. Igualmente, los animales de cuernos, de reacciones incontrolables, resultan terribles y pueden provocar importantes daños. El caballo era un importante causante de problemas y accidentes.