Crónicade Araba
Tiempo para desvelar lo que la mascarilla esconde
JB
Vitoria-Gasteiz
El repliegue de la pandemia permite desvelar lo que la mascarilla esconde.Las miradas perdidas, escrutando el entorno, recuperarán la expresión natural con los rostros liberados del antifaz.
Sábado a flor de piel. Desparece la mascarilla en los exteriores. Será obligatoria, nos obstante, en interiores y en todos lo espacios al air libre en los que no sea posible mantener la distancia de metro y medio. La campaña de vacunación contra la covid se desarrolla a buen ritmo, disminuye la presión hospitalaria, pero la tendencia a la baja de los contagios cuenta con la amenaza de una nueva variante; la delta, bautizada como india, cuya expansión hay que impedir.
El virus tarda en desaparecer y al verano, huérfano un año más de las hogueras de San Juan, le cuesta hacer acto presencia. Abriéndose un hueco entre las tormentas, el alcalde, Gorka Urtaran, anuncia una profunda transformación de la calle Los Herrán, similar a la Avenida de Gasteiz, con el fin de construir el anillo verde interior de la ciudad. La pandemia, no obstante, también ha dejado su huella en las anémicas arcas municipales y Urtaran confía en la llegada de fondos europeos para afrontar este reto urbanístico. Todo ello en el contexto de un debate sobre el estado de la ciudad en el que la oposición no ha ocultado su disconformidad con las valoraciones del alcalde sobre lo realizado y su incredulidad con las nuevas propuestas. Las críticas han tenido, sin embargo dos niveles: uno el de EH-Bildu y Podemos que han hablado de falta de iniciativa y contenido en las propuestas y a otro nivel el del Partido Popular, que ha ido un paso más allá en sus intervenciones al hablar del peor alcalde para el peor momento de la ciudad, lo que parece reducir a su mínima expresión el margen para posibles acuerdos en la segunda mitad de la legislatura.
A lo fondos europeos también aspira el ambicioso proyecto empresarial presentado por el grupo Baskonia-Alavés con un indudable respaldo institucional. Innoaraba pretende convertir la capital alavesa en un referente internacional en la industria del deporte, la salud y la educación. Sobre el embrión de la universidad privada Uneiz se proyecta una aceleradora de ideas, empresas y emprendimiento -Hegan-, una residencia para alumnos y deportistas, un Colegio Internacional y centros de alta tecnificación de fútbol y baloncesto. Todo ello junto al Bakh. La inversión en su conjunto se cifra en 64 millones de euros, de los que treinta se incluyen en las peticiones de acceso a los fondos europeos para la reconstrucción, y proyecta la creación de 750 empleos. Ayuntamiento, Diputación, Gobierno Vasco y Delegación del Gobierno Español, en el ámbito institucional; Cámara de Comercio y Sea Empresarios Alaveses como agentes económicos han mostrado su apoyo a la iniciativa. Las voces críticas se han oído en algunos medios universitarios, académicos y sindicales, y desde las filas de Elkarrekin Podemos. Los promotores insisten en que la iniciativa se desarrollará, lleguen o no lleguen los fondos europeos, dando a entender que éstos no determinarán el proyecto, aunque sí los plazos de ejecución. Refiriéndose a los recursos públicos de Diputación y Ayuntamiento, sostienen que están únicamente vinculados al centro empresarial de emprendizaje, nunca a la universidad de naturaleza estrictamente privada y vinculada a las ciencias de la salud, el deporte y las nuevas tecnologías en un campus destinado a la atracción de talento. Septiembre de 2022 se fija como la fecha de inicio del primer curso.
Hemos clausurado la primavera asistiendo a un nuevo capítulo sobre el soterramiento del Ferrocarril. La llegada del tren de Alta Velocidad y su paso subterráneo por Vitoria Gasteiz tiene un guion que oscila entre el Bienvenido Míster Marshall de Berlanga y Ese Oscuro Objeto del Deseo de Buñuel. No sabemos si el sueño de El Dorado acabará en frustración, pero sí tenemos la certeza de que la Covid pasará a la historia y de que nuevos virus pondrán a prueba nuestro sistema inmunológico antes de que el tren, por muy alta velocidad que lo acredite, nos visite y pase por el subsuelo alavés.