Crónica de Araba
Reputaciones bajo mínimos y credibilidades cuestionadas
EITB MEDIA
Credibilidades en juego y reputaciones bajo mínimos en la primera semana de noviembre. La indignidad de una falsa denuncia anula la reputación de quién la fórmula y lamina la credibilidad de quienes intentan construir argumentos con un claro carácter xenófobo o partidista.
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El presunto ataque denunciado por una mujer de 30 años en el Batán fue calificado inicialmente de agresión sexual, enmarcado dentro de los execrables sucesos de violencia machista. La denuncia policial y la foto del rostro magullado reforzaron una aparente veracidad. La declaración de condena del Ayuntamiento de Vitoria no tarda en llegar. La hipersensibilización acelera las reacciones. Las organizaciones vinculadas al movimiento feminista, sin embargo, guardan un discreto silencio. Se impone la espera. No hay más declaraciones institucionales. La celeridad es enemiga de la prudencia, dificulta contrastar los datos y no facilita la reflexión.
Horas después, vecinos del Batán, familiares y amigos protagonizan una concentración de solidaridad y denuncia a la que se suman destacados representantes políticos entre los que se encuentra el Delegado del Gobierno Español en el País Vasco, Denis Itsaso, y la secretaria general del PP, Laura Garrido, junto a concejales del mismo partido. En menor medida lo hacen también cargos y representantes de otros grupos políticos. A la cita se suma decidido el Obispo de la Diócesis de Vitoria.
Paralelamente surgen las primeras dudas. Nuevas declaraciones públicas sugieren que más que de una agresión sexual puede tratarse de un delito de odio, porque la presunta víctima había formado parte, aunque en puestos simbólicos, de la lista de Vox a las Juntas Generales de Alava. La propia denunciante, a su vez, habla con todo detalle en un principio de un ataque grupal, de extranjeros, de "menas" magrebíes, que algunos medios- subraya- quieren ocultar y se recrea con expresiones sobre la necesidad de "echarlos", de expulsarlos y hasta ironiza sobre la falta de una llamada por parte de la ministra Irene Montero, a quien responsabiliza de la inseguridad que ella ha padecido.
Paralelamente en la Comisaria de la Ertzaintza, las incongruencias y contradicciones que afloran en las diferentes tomas de declaración acrecientan las dudas sobre la veracidad de los hechos denunciados. La zona donde se ubica el ataque está a escasos metros de la Delegación del Gobierno Español, del Palacio de Ajuria Enea y de la Lehendakaritza, sedes y entornos permanentemente vigilados por fuerzas de la Guardia Civil y de la Ertzaintza. Las numerosas cámaras de seguridad no sólo no recogen ninguna agresión, sino ni tan siquiera la presencia de persona o grupo alguno que pudiera realizarla. Únicamente aparece la denunciante, realizando el trayecto que coincide con una de las diferentes versiones relatadas en la comisaría de Lakua.
El parte médico habla de marcas en la cara, compatibles con rozaduras y rasponazos, sin hematomas ni lesiones en ninguna otra parte del cuerpo, salvo dolor en un dedo de la mano izquierda. Con todos estos elementos sobre la mesa, después de diez días de investigaciones, la ertzaintza ha pedido al Juzgado de Instrucción número 3 abrir un proceso por falsa denuncia. La presunta víctima pasa a ser imputada, ahora investigada por simulación de delito. Un mutismo absoluto por parte de la denunciante sustituye a las locuaces declaraciones sobre la naturaleza de los autores de la presunta agresión y en torno a las responsabilidades políticas por la supuesta falta de seguridad en una de las zonas más vigiladas de la capital alavesa. ¿Dónde reside el odio? Es la pregunta: en un presunto ataque o en la simulación de un delito con falsa denuncia. Reputaciones cuestionadas, credibilidades bajo mínimos.
La enésima visita de una representación ministerial para hablar sobre el Tren de Alta Velocidad agita el árbol de las credibilidades perdidas. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, reunida con su homólogo y compañero de partido en Lakua, Iñaki Arriola, ha anunciado el compromiso con la llegada del Tav para dentro de cinco años, en el 2027. Las anteriores promesas por diferentes titulares del mismo ministerio en otros gobiernos han sido 2010, 2015, 2017, 2023 y ahora 2027. Eso sí lo hará en superficie a la actual estación de Dato, que será provisional. El Soterramiento queda para después. Las instituciones alavesas toman nota del nuevo compromiso, sin mucho entusiasmo, advirtiendo de que sólo aceptarán la provisionalidad si las obras del soterramiento están en marcha. En otras palabras, temen que la provisionalidad en superficie se convierta en definitiva. La obras, vía Cupo, una garantía. El lehendkari, para evitar estériles polémicas, insiste que lo importantes es que el tren llegue.
Vitoria perdió el tren del nudo ferroviario en 1862, quedándose en poco más de un apeadero entre Miranda y Alsasua. Casi 160 años después busca ahora un acomodo digno al Tren de Alta Velocidad, que está siendo el más lento del mundo en llegar a Euskadi. Semana con reputaciones bajo mínimos y credibilidades cuestionadas.