FEMME FATALE
No son malas, es que las han dibujado así
EITB Media | EB
Edurne Baz reflexiona sobre el arquetipo de mujer fatal, instrumentalizado en la narrativa moralizante clásica, oficializado en el siglo XIX y llevado a su máximo esplendor en el cine negro de los años 40.
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Si en el capítulo anterior nos sumergíamos en la fascinante figura del villano de ficción en general, hoy nos detenemos en la figura de la femme fatale en particular.
La mujer perversa y seductora que tienta al hombre y le lleva a la destrucción es uno de los temas más antiguos del arte, la religión, la literatura, el cine, la música e incluso la publicidad.
Imperturbable, inteligente, astuta, calculadora y fría.
Desafiante y peligrosa.
De una belleza turbia, inquietante, enigmática y sensual.
Tremendamente femenina o ambiguamente andrógina.
Más que seducir, la femme fatale hipnotiza.
Hoy, en Asuntos de Antaño y Hogaño, emprendemos una ruta guiada por el arquetipo, devenido en cliché, de la mujer mortífera que, en palabras de la escritora Marta Sanz, "cautiva y repele. Seduce porque da miedo y da miedo porque es libre hasta la amoralidad".