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LA COLUMNA JAIONICA

La Columna Jaionica | Elogio a la radio

JS

Jaione Sanz firma esta columna canalla y descarada, una mirada desenfadada a la vida. Hoy se pone pelín tierna para homenajear al más mágico de todos los medios de comunicación en su Día Internacional.

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Érase una vez un transistor pegado a mi abuela. Un Sony gris que llevaba consigo en cada pequeño trayecto doméstico, en el más sencillo quehacer cotidiano. No sé si tuvo alguna vez mejor amigo que ése: conversador, respetuoso, inteligente, fiel. Pero sospecho que escuchar voces anónimas expresando emociones similares a las suyas, afectos que ella ocultaba y en cambio otros podían compartir, le hacía sentir bien.

Mi abuela nos dijo adiós un mes antes de que el Covid tambaleara la vida, y ese aparato fuera de lugar y tiempo vive desde entonces conmigo, acompañándome igual que acompañó a mi abuela. Pocas personas y cosas son capaces, como lo es la radio, de estar a nuestro lado sin hacernos cautivos.

Puedes estar cocinando, con el mocho, al volante, o incluso trabajando y la radio sabe estar ahí. No te exige atención, pero es capaz de captarla. A veces sólo la quieres como ruido de fondo y, de pronto, levantas las orejas igual que un perrillo curioso. Es el poder de la palabra, tan grande que hasta para decir que "una imagen vale más que mil palabras" estamos utilizándola.

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