Los antifaces de carnaval sustituyen a las mascarillas de la pandemia

 Después de tantas privaciones y sacrificios, los anhelos de transgresión conectan con los orígenes de esta fiesta pagana antes de la cuaresma. El túnel del viento del parque tecnológico de Miñano, que el parlamento vasco ha puesto a disposición del mundo científico y académico, podría turbinar el desasosiego pandémico del que todavía la sociedad se está desperezando.

Surgen noticias alentadoras como el balance positivo de nuevas empresas que trasladan su domicilio fiscal a Araba, 44 en total a lo largo del pasado año frente a las 18 que lo abandonaron, entre ellas Siemens. Este saldo positivo le permite asegurar al Diputado General, Ramiro González, que Alava es un destino atractivo para la inversión. Los once millones y medio de euros que Vitoria-Gasteiz recibirá de los fondos europeos liberará cantidades para la reforma de los Herrán y reducir la deuda en las arcas municipales. Todo un alivio financiero para el Ayuntamiento.

El contrapunto de la incertidumbre lo aporta la crisis en la cadena de suministro, que obliga a interrumpir la producción durante la próxima semana en Mercedes Benz, uno de los buques insignias del cinturón industrial vitoriano. Los sanitarios, sometidos a un test de estrés asfixiante durante dos años, levantan su voz de alarma con paros y movilizaciones en defensa de una sanidad de pública, que la pandemia ha revelado necesaria en su integridad. La versión más dramática de los carnavales nos viene desde el foco bélico de Ucrania de consecuencias todavía incalculables. A la tragedia humana se les suman los costes energéticos. Los precios de gas y petróleo se disparan con mayor facilidad que la artillería en esta guerra híbrida. 

Comparadas con el tenso cuadro geopolítico, las declaraciones en la crisis abierta en el seno del  Partido Popular parecen chirigotas de carnaval. La sede de Génova acogió el baile de máscaras con los barones regionales hasta bien entrada la madrugada del jueves de lardero. La danza de disfraces con los presidentes regionales concluyó con el acuerdo de que La Junta Directiva se reunirá el próximo uno de marzo para convocar un Congreso Extraordinario.

Una fecha premonitoria. Martes de Carnaval, cumbre en Génova con los papeles distribuidos. La reciente dimisión del secretario general, Teodoro García Egea, encabezará el entierro de la sardina y el miércoles de ceniza se reserva para el extinguido liderazgo de Pablo Casado, que permanecerá nominalmente al frente partido hasta que un nuevo cónclave extraordinario proclame a Núñez Feijóo como el nuevo talismán de los conservadores españoles. Pero para esa entrada triunfal, propia de un Domingo de Ramos, primero tiene que pasar la cuaresma.