La medalla Francisco de Vitoria a Cuerda es todo un contrapunto en la convulsionada actualidad de Mayo

Los aromas vacacionales del mes de Abril, sobre todo en Araba, se diluyen rápidamente en la agenda de Mayo. El mes de las flores y el más propicio para la poesía no ha podido evitar que el drama siga instalado en Ucrania. Con la tragedia humana como telón de fondo, las grandes potencias sacuden el mapa geopolítico en busca del dorado de la hegemonía en la transición a un nuevo orden mundial. Las guerras, anque sean híbridas como la invasión rusa, se sabe cuándo empiezan, pero nunca cuándo acaban. La propaganda sobrevuela la información, el riesgo de la cronificación bélica existe y su descontrolada evolución preocupa.

En el terreno económico, la revolución de los precios, los nuevos tipos de interés, la pérdida de poder adquisitivo, las elevadas tarifas  energéticas, los costes de las materias primas y la crisis en la cadena de suministros generan una situación preocupante. La incertidumbre cotiza al alza.

 Pegasus, de un plumazo, ha convertido   en efímero el éxito del que disfrutaba Sánchez por la isla energética aceptada en Europa. Las cloacas del espionaje contaminan la legislatura en Madrid. La gravedad de las revelaciones del Citizen Lab de la Universidad de Toronto sobre los teléfonos intervenidos a representantes políticos del soberanismo catalán y vasco y, sobre todo, la deficiente gestión que ha hecho el gobierno de las acreditadas filtraciones ha provocado una nueva crisis que afecta al seno del ejecutivo y a la relación con sus aliados.

 La foto del momento supera la ficción; serias diferencias entre departamentos del gobierno en manos del mismo partido; abiertas discrepancias con su socio de coalición en las medidas a adoptar y aliados insatisfechos, exigiendo explicaciones, cuando no dimisiones. A la inconsistencia que revela esta instantánea se le añade una paradoja en su máxima expresión; la oposición del PP, Ciudadanos y Vox salva al presidente de una comisión de investigación parlamentaria, que infructuosamente han reclamado los aliados. Una inédita geometría variable de dudosa longevidad. Las elecciones andaluzas en el horizonte. La gestión de los tiempos se le complica al presidente español a dos meses de ser el anfitrión de la Asamblea de la OTAN y a un año de presidir la Unión Europea con la que gustaría culminar la legislatura.

 A este lado del Ebro el clima político cambia radicalmente. Alejado de todas estas convulsiones perturbadoras, el Ayuntamiento de Gasteiz ha decidido por unanimidad otorgar a José Angel Cuerda la Medalla Francisco de Vitoria por su defensa de los Derechos Humanos. Uno reconocimiento a quien fuera alcalde de la ciudad durante veinte años y el primero de la recuperada democracia a finales de los  setenta del pasado siglo.

Vitoria, bajo su indiscutible liderazgo, no solo registró una de las transformaciones más notables de su reciente historia, sino que se reconoció exteriormente, también, por ser pionera- ya en 1994- con el primer registro de uniones civiles en el Estado, sin distinguir entre parejas homosexuales y heterosexuales, o por el compromiso del 0,7 por ciento para la cooperación internacional, sin olvidarnos de la asesoría jurídica para jóvenes insumisos. La innovación en políticas sociales, la acogida de refugiados, como las colonias saharauis o las medidas medioambientales que condujeron a la green capital han sido hitos de un vanguardismo que es justo reconocer y un deber actualizar.