El tráfico reproduce el debate de Vitoria entre ciudad pequeña o pueblo grande

  Un afamado columnista de la prensa local en los años 80 escribió que el entonces alcalde, José Angel Cuerda, había sembrado innecesariamente de semáforos la ciudad para que pareciera más grande. Lo hacía, según aquél opinador- todavía no habían nacido los tertulianos mediáticos- para superar el complejo de inferioridad con Bilbao. No faltaba entre los ingeniosos comentarios de la sabiduría popular uno que apuntaba que, a su vez, el alcalde de la capital vizcaína había sembrado de ajos la caótica Gran Vía bilbaína porque le habían sugerido que eran buenos para la circulación.

Cuarenta años después ambas localidades, Ciudad y Villa, gozan de centros urbanos peatonalizados y de haber añadido el tranvía en el sistema de sus comunicaciones. Todo ello se hizo a pesar de las voces en contra de los eternos reaccionarios a los cambios, que en Vitoria circulan con más densidad que el tráfico en horas punta. Nadie cuestiona hoy el céntrico salón de estar de la capital alavesa sin coches, limitando hasta la circulación de las bicis, ni que el tranvía ha sido uno de los elementos modernizadores más importantes de la ciudad en los últimos años. La transformación de la Avenida de Gasteiz, el espectacular renacimiento de Sancho el Sabio o las recientes mejoras en el propio Campus Universitario son fieles exponentes.

Bilbao hoy cuenta con el Metro y Vitoria Gasteiz amplia el tranvía mientras incorpora el BEI. La nueva apuesta del Bus Eléctrico Inteligente, dentro de la movilidad sostenible en la Green capital, ha sacado a flor de piel el larvado problema de tráfico en la zona Sur de la ciudad. El alcalde, Gorka Urtaran, ha aprovechado el último pleno de la legislatura sobre el estado de la ciudad para anunciar medidas quirúrgicas que alivien los problemas de tráfico entre Iturritxu y Rotonda de la Antonia, mientras se estudia la posibilidad de una nueva vía que conecte el Este y Oeste de la ciudad.  La Ronda Sur fue un proyecto, que nació muerto y del que sólo existen unos metros robados al bosque Armentia, que nunca han sido operativos.

El alcalde Gorka Urtaran y el propio presidente del PNV en Araba, José Antonio Suso, no descartan ahora retomarlo, conscientes-aseguran- de que sus afecciones medioambientales encarecerán los costes, pero convencidos de que se trata un proyecto estratégico de ciudad. El debate está servido. Ciudad pequeña o pueblo grande, sigue siendo el dilema. Lo que hoy vivimos es el resultado de las decisiones o indecisiones de ayer y el futuro dependerá de las resoluciones que se adopten hoy.