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LAC OLUMNA JAIÓNICA

De profesión abuelos

Jaione Sanz firma esta columna canalla y descarada, una mirada desenfadada a la vida. Hoy se la dedica a quienes más y mejor hacen por mantener a flote las familias.

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Cuando los padres se hacen abuelos, alcanzan el privilegio de dejar de educar para empezar a consentir. Las trastadas que años ha se resolvían a zapatillazos, ahora son celebradas con alborozo. La niña le corta el pelo a trasquilones a su hermanito y a la amama le parece "tronchante". Tu sobrino se baja los calzoncillos en la guardería para hacer "el baile del cascabel" y el aitite llora literalmente de risa. Si el peque de la casa dice que se siente rarito y se le antojan churros, como "el cuerpo es sabio" los abuelos le invitarán a una docena. A veces se te queda cara de imbécil, pero ellos resuelven la conmoción con una consigna que no deja espacio al debate: "Nosotros estamos para darles el gusto".

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