"Que juzguen, lo que quieran juzgar", dice el acusado

Las únicas palabras que ha pronunciado el asesino de la pequeña Alicia son "Que juzguen, lo que quieran juzgar". No ha habido, por tanto, ni petición de perdón ni muestras de arrepentimiento. El abogado defensor, Martín Guevara, asegura que sigue pensando que es el Mesías, el Salvador, en su mundo de delirio y se pregunta cómo se va a arrepentir si ha matado al diablo.

La Fiscalía afirma que el acusado no es un enfermo mental sino una persona mala. El fiscal considera sobradamente probado, dice, que Montaño mató a la pequeña con alevosía. Y que intentó matar a Gabriela, la madre. La Fiscalía entiende, además, que la propia defensa ha reconocido que Montaño actuó de manera consciente. El hecho de que se alegue que el acusado sólo quería lesionar a Gabriela demuestra, en su opinión, que Montaño sabía qué quería hacer; comprendía lo que estaba haciendo.

El abogado de la acusación popular y letrado de la Asociación Clara Campoamor, José Miguel Fernández, alega que era un depredador y que cumple con todas las características de una persona dominante y machista. Y añade que puede decir cosas raras pero mientras su vida sea normalizada no es un enfermo, y su vida era y es normal.

A la hora de dirigirse al jurado popular, la abogada de la madre ha apelado a su conciencia; la acusación popular les ha pedido que sean justos y la defensa, que dejen de lado las emociones. El abogado defensor ha comparado el proceso judicial con los tribunales de la Inquisición, que condenaban a las voces disidentes a la hoguera. El letrado ha equiparado, además, a los psiquiatras de parte que han llegado a conclusiones contrarias al resto con Galileo y Copérnico.