Cuando algo tan cotidiano como comer se acaba volviendo un reto

Jota siempre ha tenido problemas con la comida. De pequeño era mal comedor, no le gustaba nada, pero años más tarde acabo siendo comedor compulsivo. En octubre del año pasado decidió darle un giro de 360º a su vida y comenzó a acudir a las reuniones de Comedores Compulsivos Anónimos (OA). Desde entonces, pese a que al principio le costó reducir el consumo de comida, ha perdido más de 30 kilos y se encuentra más feliz consigo mismo.

A Jota le costó mucho reconocer que era comedor compulsivo, y reconoce que es una enfermedad con lo que tendrá que aprender a convivir toda la vida, pero afronta cada mañana con ilusión porque cada día es una victoria.

Sobre cómo hacerles frente y tratar estas enfermedades hablamos con Belén Blanco, psicóloga en ABB Psicología, donde trabaja con personas que sufren trastornos de la conducta alimentaria.