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Hombres sin faldas ni pelucas
El hecho de que la más estandarizada elegancia masculina se resuma en un traje preferentemente oscuro, una camisa y una corbata o pajarita se remonta a finales del siglo dieciocho y es el resultado, con matices, de lo que el psicoanalista John Carl Flügel bautizó como “la gran renuncia masculina”.